De todos los temas controversiales de la ya aprobada por los diputados (no por todos, claro) nueva miscelánea fiscal, uno de los que más duele es sin duda es la de afectar las donaciones a las asociaciones civiles. La aprobación del Senado, como está visto, es cuestión de mero trámite. De esta forma, el gobierno federal asesta un nuevo golpe a tales organismos, de los que existen alrededor de unos 40 mil en el país, aunque, en su caso, quizá sean unos cinco mil los que de alguna forma son aprobados como donatarios para efectos de deducciones fiscales que se otorgan como estímulo a los donantes. La señora Raquel Buenrostro, titular del SAT, puede decir misa si quiere con sus argumentaciones, pero el impacto en el sostenimiento de instituciones, fundaciones, etcétera de tipo privado, es inevitable. Cualquiera que pretenda sacar de su bolsillo para ayudar a tantos cientos de buenas causas, sin más que resultar con una deducción personal proporcional a su aportación, se la pensará dos veces ya que esto ya no sucederá así sino en forma integrada a sus deducciones individuales globales (gastos médicos, colegiaturas, funerarios y algunos más), lo que provocará que mejor se reserve ese “beneficio” para sus casos de emergencia y no en provecho de sus donatarios.
En otras palabras, por más que quiera disfrazarse el asunto (la titular del SAT tomó como base un supuesto fraude multimillonario con donaciones falsas de ¡una sola familia! para justificar la medida), lo único cierto es que ahora las sociedades civiles organizadas, desde la Cruz Roja, las fundaciones de hospitales, las asociaciones para atender niños enfermos de cáncer y otros males, las de fomento al deporte, a las actividades culturales y tantas y tantas más, ya difícilmente obtendrán fondos de las personas físicas. Y aunque las empresas sí podrán hacerlo, ya barrunta un futuro golpe también puesto que, en palabras del presidente, estas deben dedicarse a producir y generar empleos y pagar impuestos, y no a tareas que, subrayó, “no les corresponden”. Olvida el mandatario que, si estas asociaciones asistenciales y demás existen, es precisamente porque el principal obligado, o sea el gobierno, no ofrece recursos suficientes para atender el cúmulo de problemas sociales que aqueja a toda la sociedad mexicana.
La importancia de los donativos es la base de sostenimiento para millares de agrupaciones de apoyo social sin fines de lucro por todo el orbe. Simplemente los Gates de Microsoft, incluso divorciados, siguen sosteniendo sus actividades filantrópicas que están cerca de representar casi la mitad de su riqueza, o sean unos 50 mil millones de dólares anuales. De ese tamaño es la trascendencia del tema y, en el caso de México, hay muchísimos casos de generosidad personal hacia instituciones de beneficencia que, de suyo, poco o nada reciben del gobierno de la república. Se recordará que ya en 2019, el presidente había retirado del presupuesto federal la ayuda a las estancias infantiles bajo el tema de que “es mejor” darle el dinero en forma directa a los padres de familia para que a su vez les pidan a los abuelitos que atiendan a sus hijos. Pregunte usted por los efectos dañinos que resultaron. Y no fue lo único, este régimen ha desdeñado prácticamente todas las asociaciones voluntarias sin las que millares quedarían sin ninguna protección. Hoy, la nueva ley sabe cómo castigar de tan fea manera a los donantes espontáneos.
¿Y quién cometió tan ruin atentado contra estas agrupaciones? Pues la mayoría simple de morenistas, pevemistas y petistas, aliados infalibles. De la diputación federal jalisciense, -33 curules-, los nueve morenistas, con un muy activo promotor de esta nueva ley en contra de sociedades civiles, Antonio Pérez Garibay, alineado a su bancada, se unió al golpe, lo que contrastó con la postura de los emecistas, donde Manuel Herrera Vega, al contrario, entró incluso al debate contra una empresaria neomorenista y consentida del régimen, Patricia Armendáriz (sí, la misma que duda del problema de desabasto de medicinas para niños con cáncer hasta que le den “pruebas” y que llama “patriota” a Fernández Noroña), para que el total de 13 legisladores jaliscienses de MC en San Lázaro, tratara de evitar el desaguisado. Y también se unieron a esta defensa los seis del PAN y los tres del PRI. Menos los de Morena que presumen de apego a los intereses de los más pobres.
En nuestro estado es muy arraigada la cultura de la donación. Desde que se establecieron el Cabañas y el Hospital Civil, tan necesitados siempre de la ayuda social, siempre ha existido el ánimo de apoyar a las sociedades civiles. Incluso podía decirse que los gobiernos tanto de la entidad como los de los municipios, han sido factor fundamental para la sobrevivencia de las asociaciones y sus múltiples y provechosas causas, aunque, obvio es señalarlo, la insuficiencia de recursos torna indispensable la participación de las empresas y también de las personas. Lo grave es que sea a estas a quienes se desmotive, incluso bajo el pretexto de supuesta defraudación fiscal, lo que debería en su caso combatirse o auditar de otra manera, pero ya no quedó duda de que este régimen federal no es amigo del voluntariado social que ahora afrontará nuevas dificultades para sobrevivir y tal vez ver amenazada su propia existencia. En fin, un golpe más de la insensibilidad y la impertinencia del gobierno el país. Ahora, a los que de buena fe quieren y aportan para lograr un México mejor y una sociedad más justa y fraterna.
Twitter: @MiguelZarateH