Dice Moisés Naím que el poder ya no es lo que era, “es más fácil de adquirir, más difícil de utilizar y más fácil de perder”. La evidencia lo respalda.
Y es que desde estas páginas fuimos testigos hace un año del llamado brexit: el voto de los británicos en las urnas por salir de la Unión Europea. El Primer Ministro David Cameron buscaba fortalecer su posición europeísta en un plebiscito. Al final los ciudadanos en las urnas dieron un vuelco en lo que al parecer fue el inicio de un terremoto político en Inglaterra aún impredecible.
Cameron dimitió del puesto, dejando a varios líderes que habían impulsado el brexit en la carrera por sucederlo, sin embargo en unos cuantos días todos sus promotores fueron quedando fuera de la carrera y dejando la vía libre a una discreta Ministra del Interior que se había mantenido públicamente al margen del tema, y en cuestión de días ascendió como primer ministro: Theresa May.
Pronto fue vista como la sucesora histórica de Margaret Thatcher, la nueva dama de hierro encargada de liderar con entereza pero también con inteligencia y apertura al Reino Unido por Europa y el Mundo tras el brexit. Con esta seguridad y una alta aprobación decidió llamar a elecciones generales para renovar la cámara de los comunes y afianzar su liderazgo al haber llegado al cargo de primer ministro en 2016 sin una votación de por medio.
A partir de ahí, los vientos cambiaron para Theresa May, lo que parecía una amplia ventaja de su partido sobre el laborista se esfumó en dos meses y en las elecciones del 8 de Junio perdió la mayoría en el parlamento. Los atentados terroristas en Manchester y Londres, su vinculación con Donald Trump y por último un incendio en un edificio de vivienda social que desveló múltiples irregularidades, la han puesto en jaque e incluso ante la posibilidad de que una alianza opositora la releve pronto de su cargo.
El brexit y las consecuencias que ha tenido como vacío de poder en Reino Unido, me lleva a cuestionarme: ¿están listas nuestras sociedades para asumir las consecuencias de las decisiones democráticas?