En Torreón nunca llueve pero cuando llueve la ciudad se paraliza, es parte de lo que uno aprende desde niño cuando naces en nuestra querida ciudad. A todos nos tocó cruzar la calle con los pantalones arremangados, o ser bañados por un camión al ir a pie o en bici. O nos ha pasado también que el carro en el que viajamos se queda en el charco porque “se le mojaron los cables”.
Vivimos en una ciudad muy plana y a la vez muchas hogares colindan con la sierra de las Noas lo cual hace que cuando llueve el agua escurra y se estanque al llegar a colonias como Las Fuentes, La Merced, Valle Dorado, o Santiago Ramírez. En otras zonas como Rincón la Merced el agua de lluvia satura el drenaje generando incluso riesgos sanitarios.
En Torreón nunca llueve, tan es así que aquí le decimos lluvia lagunera a las tolvaneras. Los terregales bañan más seguido nuestras casas que el agua. Esta es nuestra ciudad, otras ciudades como Phoenix o Tucson tienen características similares y han encontrado el modo de aprovechar las lluvias para generar espacios públicos verdes en un espacio desértico igual al nuestro.
Pero, ¿por qué estoy hablando de lluvia si estamos en febrero?, podríamos pensar que ya en julio nos preocuparemos, pero parte del problema es no prepararnos para lo excepcional y después lamentarnos por lo que las lluvias “atípicas” nos dejan.
Durante todo el año las alcantarillas acumulan basura e incluso escombro que daña el drenaje. Necesitamos generar infraestructura de calidad para el aprovechamiento del agua y la recarga de nuestros mantos acuíferos, pero necesitamos también prepararnos como ciudadanía activa, generemos una mejor cultura de limpieza y cuidado de calles, plazas y servicios de nuestra ciudad.
En Torreón nunca llueve, quizá esta frase empieza a perder vigencia pues en los últimos cuatro años ha llovido más que si juntamos toda la precipitación de los ocho años anteriores, así que las lluvias del próximo verano quizá ya no sean tan atípicas.
