Dicen quienes conocen del feng shui que el color azul transmite paz, sin embargo cuando hablamos de los espacios públicos de nuestro municipio, puede estarnos transmitiendo gastos innecesarios y poca planeación, como lo es el exterior de la cúpula de la emblemática Plaza del Eco o numerosos jueguitos, canchas y parques como la Alameda, la Plaza Mayor y muchos otros pintados de ese color.
Durante el proceso electoral 2017 presenté a la ciudadanía la propuesta de institucionalizar la imagen del municipio, es decir que cada administración deje de gastar recursos públicos en plasmar sus logotipos y colores en la ciudad. Junto con otras iniciativas como consultar las obras públicas y conformar un presupuesto participativo lo firmé ante cámaras y organismos. La CANIETI incluso pidió a Jorge Zermeño hacer lo propio con mis propuestas y así las suscribió.
En ese mismo proceso fuimos convocados por organizaciones como Participación Ciudadana 29, Laguna Yo Te Quiero, Renacer Lagunero, entre otras y firmamos diez compromisos principalmente en materia de participación ciudadana, planeación y representación social, sin embargo la gran ausente de esta administración municipal ha sido la consulta de las decisiones a la ciudadanía.
La ciudad no debe tener colores cuando se trata de mirar a largo plazo y construir nuestro futuro. El aprovechamiento de las aguas pluviales, el abasto de agua potable, la generación de espacios públicos, la sustitución gradual de drenajes sanitarios y líneas de conducción, son problemas que no se van a resolver repartiendo culpas o pintando de azul.
Hoy en mi calidad de ciudadano ejerzo el derecho a señalar lo que veo, con responsabilidad y las propuestas que he hecho públicas en los últimos años que son de dominio público. Es el gobierno municipal el responsable de encauzar y articular todos los esfuerzos de lo que ocurre en nuestra ciudad.
Torreón requiere menos pintura, más consulta y sobre todo planeación.