Lamentablemente tengo que despedirme por un tiempo de mis colaboraciones en Milenio.
He tenido la fortuna de compartir en dos periodos con ustedes mis reflexiones, siendo una experiencia muy enriquecedora. Escribir me parece que nos permite acomodar las ideas con respecto a los distintos temas que venimos tratando, ya sea en la vida personal, o en la vida pública a la que en mi caso me he dedicado desde hace 21 años, y desde la cual he podido repensar los temas de Torreón en este espacio tanto como Secretario del Ayuntamiento y como Regidor.
Viene para mí el cierre de un proceso de precampaña interna y con él también hacer el balance de estas ideas y reflexiones que sumaré a las que recojo del dialogo constante y cotidiano, para en su momento poder abonar en un modelo que nos permita abordar los temas de la ciudad de manera distinta. Las propuestas que no están sustentadas en ideales y principios no pueden llegar a donde se proponen pues fácilmente pierden el rumbo.
Los ciudadanos demandan un liderazgo que genere la confianza para sumar a todos los sectores en la vía del progreso de su sociedad, en contraste a los embates de líderes mal encauzados como el presidente Trump que propuso un cambio sin rumbo, que vemos día a día bailar al son de ocurrencias.
Es el tiempo de la unidad, una unidad que cobra sentido desde lo local. Este es el ámbito desde donde se construye el desarrollo. Si bien los factores internacionales y las cuestiones nacionales impactan, lo local es fundamental para que nuestra ciudad sea segura, para que nuestra ciudad atraiga empleos, para que recobremos el bienestar social.
Una ciudad que se construye desde sus colonias, sus organizaciones e instituciones locales, puede hacer frente a la incertidumbre y desafíos que nos impone el mundo actual. Hoy más que nunca Torreón tiene en la participación ciudadana, la energía que puede encauzar a esa vía de desarrollo y bienestar.
Hasta pronto.