Todo acto tiene sus consecuencias. Pueden ser positivas o negativas, pero nada de lo que se hace termina en el olvido, y eso es lo que está pasando en la Liga Mexicana de Beisbol por el momento con toda la revolución que se está dando y que está golpeando por todos lados.
Puebla, Unión Laguna, Aguascalientes y León no van a tener equipo el próximo año, y esa situación no es algo que se haya generado este año a partir de su plan de tener dos minitemporadas, no, el llegar a este punto es causa del choque de dos ligas diferentes: la que se manejó bajo el yugo de un grupo que ya no está dentro de la LMB y el que renovó el perfil de los que están a cargo de la dirección de los equipos.
Por ejemplo, el hecho de que hayan elegido a los Bravos de León para integrarse al grupo de los que pidieron año sabático, no es más que una pausa obligada a un nacimiento forzado, hecho al vapor y que tuvo un estadio que no estuvo terminado, en el que se cayó una estructura en pleno juego, donde había tornillos y clavos tirados en los pasillos detrás de una tribuna. Si bien el equipo logró un clic con su afición, no echó raíces administrativamente y ahora está fuera por no contar con la solidez que otros clubes sí tienen.
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