Educar es una tarea prioritaria de las personas, instituciones y gobiernos. Con la educación trasmitimos la cultura heredada y los rasgos culturales aceptables, los deseados y hasta los obligatorios. Los educadores, familia, profesores, profesoras y personas con las cuales tenemos encuentros cotidianos, nos ayudan a poner nuestra atención en los aspectos relativos al hablar, escribir, escuchar, leer, compartir, colaborar, comer, vestir, festejar, discutir y reconocer valores, entre otras acciones.
Nuestra época social, está en una situación tal que es difícil encontrar nuevos elementos culturales con los cuales se puedan recuperar y ejercer modos de ser y actuar congruentes con los valores aceptados. Con cada vez mayor frecuencia los hechos cotidianos retan nuestros constructos y creencias éticas. En especial la justicia social. Por ejemplo, el hecho de vivir en una sociedad que acepta convivir con la riqueza descomunal y la pobreza abismal, ¿es justo? Convivir con la violencia en el día a día es la justicia social realmente vivida. Aceptamos una ética y una justicia de papel en los dichos y otra contraria en los hechos. Estamos en crisis ética.
Otras crisis de la justicia social produjeron el fin de la esclavitud y el derrumbe de las monarquías absolutas. La crisis de hoy quizá elimine la primacía del hombre sobre la mujer o el poder del dinero sobre las decisiones. Es necesario una educación con la cual podemos comprender las injusticias sociales, y hacer lo necesario para eliminarlas.
Hoy la violencia y sus consecuencias prácticas no permite un modo pacífico de vida, incluida la vida en familia. Hoy la integridad está a la baja. Estorba negocios, trabajos, familia, vida social y hasta el deporte. Sobre todo, estorba la justicia, en especial la justicia social. Nos cuesta cada día más vivir juntos sin zozobras.
Esta crisis ética demanda una cruzada para educar y educarnos para aceptar vivir una ética capaz de impulsar una renovación de la cultura, de la interacción entre personas, de la justicia social.
Adela Cortina, filósofa española, propone “Educar para el siglo XXI sería formar ciudadanos bien informados, con buenos conocimientos, prudentes en lo referente a la cantidad y la calidad. Pero es también, en gran medida, en medida enorme, educar personas con profundo sentido de la justicia y la gracia.” ¿Para cuándo?
Miguel Bazdresch Parada