Es desagradable. El mundo de las noticias del país está inundado de la campaña del partido en el poder para escoger su candidato a las elecciones de junio del 2024. El país pasó a segundo término. No se requiere análisis o preparación política para caer en la cuenta de cómo el juego y rejuego de las notas del tema electoral sólo es superado por las notas relativas al galope de la violencia en el país. Y por muy poco. Es desagradable.
Por el contrario, la vida cotidiana de la gran mayoría de personas se reduce a observar cómo las dificultades surgidas en la vida de todos los días se repiten sin otro modo de solución que dichos y más dichos. Si el lector se “pasea” por los noticieros transmitidos por la televisión, vera cómo todos los días se da cuenta de asaltos a los tráileres de carga, descubrimiento de fosas con restos humanos en todo el país, asaltos cotidianos a los pasajeros de las “combis”, desaparición de personas, movimiento de las fuerzas armadas, la guardia nacional y las diferentes policías por todos los rumbos.
Todos los días las personas hacemos nuestra tarea: Vamos al trabajo, a nuestro empleo; niños jóvenes y maestros (no pocos millones) vamos a la escuela o a la universidad, las empresas y negocios abren sus puertas y producen, venden, ofrecen servicios y contribuyen a la forma de vida de no pocos millones de mexicanos. Las familias se reúnen en los días de descanso, comen, pasean y se divierten en grupo al lado de muchos grupos. La cotidianidad es con mucho mayoritaria. Y por eso, la inundación de problemas lanzados por los políticos y sus allegados a la opinión pública es desagradable.
La distracción política también deja de prestar la debida atención a cuestiones importantes para la vida cotidiana. ¿Por qué tanta atención a la Av. López Mateos? ¿Ya se visualiza un negocio millonario? Si los asentamientos humanos no se cuidan de sus problemas antes de que estallen, esos problemas se atenderán con soluciones parciales y por tanto defectuosas. La solución López Mateos nunca se cuidó de sus defectos ya anticipados al instalarse. Hoy esos defectos hacen crisis.
Los políticos distraídos en su micro – mundillo y la vida cotidiana de las poblaciones dejada a la buena de quien lo vea como negocio. No menos ha sucedido con el problema de la violencia. Urge menos distracción y más atención a estos temas.