Política

Campañas y realidades

Sabemos todos de la poca realidad – no confundir con veracidad – de los discursos de los políticos en tiempos de campaña electoral. Es lógico hablar de lo que “está bien”, de un lado y de los que “está mal”, del otro lado. Sirve para ser visible ante la población y poco más. Además, sabemos del problema enfrentado por los encuestadores de opinión, pues el nivel de rechazo a responder sea en vivo o en el teléfono y más en las redes digitales, pues los tiempos no están para ser crédulos. Hemos de fijarnos en el gobierno mismo y sus reacciones, pues es el único cuyos recursos le permiten revisar y calibrar situaciones y preferencias de la población respecto de las simpatías o no, frente al gobierno realmente operativo de manera cotidiana, por ejemplo, frente al crimen organizado o frente a la oposición política.

En apretado resumen la oposición dice “hoy todo está mal y por eso debemos ser elegidos pues sabemos muy bien cómo componerlo.” Y los gobiernistas dicen: “Cómo todo está bien, nosotros debemos seguir en el gobierno para que todo siga bien y mejor”.

Este resumen apretado, obstaculiza la identificación de un motivo para votar por uno o por otro. Los ciudadanos, en general, no tienen interés en “gastar” tiempo en verificar los hechos reales y por tanto los peligros y dificultades reales si los actuales repiten en el gobierno o si llegan los opositores.

Los estudiosos de los fenómenos electorales afirman algo parecido a votar con el estómago, salvo si se produce algo espectacular en contra del gobierno actual. El estómago quiere decir si la cartera se vacía con mayor rapidez, si los trámites del gobierno, cualquiera que este sea, son más e inútiles, difíciles y costosos, si los funcionarios son veleidosos o bien portados, si “mi calle, mi colonia, mi transporte público” está “mejor o peor” que, con otros gobiernos, y otros asuntos prácticos de ese tipo.

Los candidatos ligados a los gobiernos, no importa de cuál “establo”, serán atractivos en la medida que sus dichos públicos estén construidos de modo que susciten identificación con el candidato. Recuerden esa escena dónde un candidato pide al público: Levante la mano quien quiera obras para tener agua en su casa… el pueblo ha dicho y así se hará”.

De otro lado cuando el candidato promete “voy a acabar con el crimen organizado” sólo recoge gestos de “que ingenuidad” o peores.


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Miguel Bazdresch Parada
  • Miguel Bazdresch Parada
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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