Adiós a las trampas, es el título de un libro publicado por el Fondo de cultura económica en 2002. Lo escriben German Dehesa, Denise Dresser, Carlos Elizondo Mayer – Serra y Federico Reyes Heroles. En la presentación dice: “Este volumen expone algunos de los más de quince mil dibujos recibidos en el marco del concurso infantil “Adiós a las Trampas” convocado por el IFE, CONACULTA y SECODAM.” Los dibujos dan pie a cuatro capítulos. Cada uno de los autores escribe un capítulo. Los textos están basados en la descripción y análisis de los dibujos y las expresiones de los niños y niñas.
Por ejemplo, Dehesa escribe: “En su enorme mayoría - los dibujos - revelan una visión ominosa y grotesca del mundo adulto (…) en presencia de la corrupción, los niños encuentran ilegibles e incomprensibles su mundo interior, su ámbito familiar, su espacio escolar y el mundo que habitan. Algunos años después oirán hablar de “estado de derecho”, pero será demasiado tarde como para hacer suya esta noción.” Los niños y niñas del 2002 son los y las jóvenes adultos del 2021. ¿Nos puede extrañar la frecuencia con la cual escuchamos de jóvenes detenidos o víctimas de la violencia?
El ejercicio de “Adiós a las trampas” del 2002 nos avisó de lo que hoy, 2021, encontramos en la nota de Víctor Hugo Michel, en la edición de ayer 17 de julio de Notivox Diario, en la cual reporta la entrevista realizada a Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda. Entre otros hechos, anota “el descubrimiento de al menos nueve “sitios de exterminio de grandes dimensiones” en el noreste del país… en los que un número incontable de personas fueron literalmente borradas de la faz de la tierra”. Quintana por su parte afirma que lo ocurrido “… no tiene paralelo con ningún país de América y muestra un fallo casi catastrófico del Estado…”. El casi es “casi” una concesión.
“Adiós a las trampas” nos anuncia fenómenos tales como el anotado por Enrique Toussaint, también en la edición de ayer de Milenio. Escribe sobre el caso de las Villas Panamericanas. Afirma: “La venta de departamentos en las Villas Panamericanas, con el aval de un corrupto Tribunal de Justicia Administrativa, hipoteca el futuro ambiental de Guadalajara; apostar por vivienda en las Villas es un paso más hacia una ciudad invivible.” ¿Adiós a las trampas? ¿Adiós a la corrupción? ¿Veinte años más?