Han transcurrido los primeros días en los cuales México avanza hacia una nueva normalidad en una nueva realidad. La nueva normalidad está definida por un atento seguimiento de las capacidades hospitalarias, número de contagios, atención médica, continuidad de las normas de higiene, confinamiento, distanciamiento social, uso de cubrebocas, programa Hoy No Circula y demás acciones destinadas a reducir el número de contagios, hospitalizaciones y, por su puesto, fallecimientos, que seguirán de manera gradual hasta que no se cuente con una vacuna o un tratamiento efectivo en contra del virus SARS-Cov2.
La nueva realidad está marcada por las propias cifras de la pandemia y por una economía que intenta recuperarse de meses de cuarentena. Más de seis millones y medio de contagios en el mundo y alrededor de 385 mil fallecimientos. China y otras naciones asiáticas luchan contra rebrotes; Europa, con mucho cuidado y precauciones, avanza en la apertura, y América se coloca en estos momentos en el epicentro de la pandemia. Estados Unidos reporta más de un millón 850 mil contagios, más de 100 mil fallecimientos y más de 30 millones de personas que solicitaron apoyo por parte del gobierno. Por si esto fuera poco, la muerte de George Floyd por brutalidad policial ha provocado una enorme ola de protestas en 48 de 50 estados de esa nación y toque de queda en 50 ciudades, entre ellas Nueva York.
En México, iniciamos esta nueva etapa entre una curva ascendente que día a día nos reporta un mayor número de contagios, de necesidades de hospitalización, lamentablemente de fallecimientos y afortunadamente de recuperados. Después de cinco días, el país está en color rojo.
Por otro lado, enfrentamos la necesidad de un regreso paulatino, ordenado y responsable a la reanudación de actividades económicas. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha comenzado una gira para iniciar esta reactivación económica. Todo esto en medio de una guerra sucia que los conservadores y enemigos de la Cuarta Transformación han desatado.
Hasta el momento y afortunadamente, ni el sistema nacional, ni los sistemas estatales han sido rebasados. Que hay una altísima demanda, es cierto; que existen carencias, las hay. Heredamos un sistema de salud pública que había sido olvidado por gobierno anteriores; que profesionales de la salud han enfermado, es verdad, pero cada entidad federativa, sin importar el partido que gobierne, ha hecho los mayores esfuerzos por fortalecer sus sistemas públicos de salud, adquirir equipamiento, contratar personal, reconvertir hospitales y establecer las disposiciones para garantizar el confinamiento y la sana distancia. Que aún falta mucho por hacer, lo tenemos claro.
El orden constitucional mexicano no establece el toque de queda, como sí se encuentra en los ordenamientos de otras naciones como Estados Unidos. Tenemos disposiciones específicas por medio de leyes y ahora decretos que han emitido las autoridades estatales, a la sociedad le corresponde acatar esas disposiciones de higiene, confinamiento, sana distancia y seguridad en el trabajo.
Es el momento de cuidar y cuidarnos, de usar cubrebocas, respetar la sana distancia y cuidar nuestra salud y la de los demás, esa es la regla de oro en la nueva normalidad en esta nueva realidad.
@MBarbosaMX