Hace algunos meses conocí al general Solano, un militar retirado a quien saludé en una reunión con un amigo. En la sobremesa alguien de los comensales comentó que el tema de la inseguridad es cuestión de meterle muchas ganas (dijo otras palabras pero las omito por respeto) y combatir el fuego con el fuego.
A lo que se refería era a enfrentar a los delincuentes con la fuerza del Estado, porque en el caso de Puebla se habían presentado algunos acontecimientos donde era evidente que se trataba de bandas establecidas, y que operan en diferentes puntos del área metropolitana y la entidad.
De inmediato el exelemento del Ejército respondió que para entrarle al tema con mayor efectividad es necesario, además hacerlo de manera sincrónica con inteligencia, entiéndase con una estrategia definida para detectar los puntos críticos y hacer tiros de precisión.
Durante el sexenio del presidente Felipe Calderón (2006-2012) llevaron el combate contra las organizaciones criminales a las calles, y el resultado fue la muerte de cientos de miles de personas, entre sicarios y personas que fueron víctimas colaterales.
Por ello, coincido con el planteamiento de Solano. Se requiere una mayor presencia como lo señala el plan Fuerza por Puebla anunciado el lunes por el gobernador Sergio Salomón Céspedes, que contempla patrullajes en ciudades y carreteras para atacar el robo de hidrocarburos y al transporte.
Sin embargo, tendrán que ampliar las labores de inteligencia para detectar a las bandas delictivas y los sectores donde operan, a fin de inhibir su operación sin que esto represente un riesgo para la población civil, porque ese debe ser uno de sus principales objetivos.
Entidades como la nuestra nunca habían tenido esa experiencia, y si las corporaciones no se manejan con todo el cuidado, podría generarse un pánico colectivo que resultaría contraproducente.
Con esto no quiero desacreditar los esfuerzos del mandatario, por el contrario, pienso que además de Fuerza por Puebla, se necesita que la Marina y el Ejército aporten información para que los resultados sean más efectivos. Los poblanos merecen esa paz y tranquilidad, aún más previo a un proceso electoral de gran trascendencia como el del 2024.