El abasto de agua para una zona metropolitana en constante crecimiento como la de Monterrey ha sido una de las principales preocupaciones de gobernantes con visión de futuro.
Por eso mismo le daré el beneficio de la duda a Jaime Rodríguez Calderón en el tema de la presa Libertad.
Este proyecto avalado por la Conagua ha dividido opiniones, por lo complejo del mismo, pero sobre todo porque intervienen muchos factores y muchos "actores".
Como reportero hace ya algunos años, más de 30 al menos, recuerdo el controversial tema de la presa Terreros, que nunca se llevó a cabo debido a la férrea defensa de don Pedro Vaquero y la Asociación de Citricultores de Montemorelos, y del Comité Pro Defensa del Agua de los ríos Pilón y Ramos.
Don Pedro era aguerrido, pero además le asistía la razón, pues si la construcción de ese vaso de captación se hubiera llevado a cabo, la actividad citrícola habría desaparecido.
Sus protestas iban acompañadas de estudios técnicos que demostraban su oposición.
En aquellos años acudió a especialistas calificados del Tecnológico de Monterrey, quienes confirmaron que iban a cometer un daño ecológico y económico irreparable a la zona.
En el caso de la presa Libertad, la Comisión Nacional del Agua autorizó la cesión de aguas por hasta 50 millones de metros cúbicos y garantizaría el suministro de mil 600 litros por segundo a unos 750 mil habitantes de la zona metropolitana.
En entidades del centro de la República donde llueve en un solo día lo que cae en toda la temporada en Nuevo León, también hay problemas serios. Existen los llamados "tandeos" y la calidad del vital líquido no es la mejor.
Comparto la preocupación del gobierno independiente; siempre y cuando se cumplan todos los requisitos, sin duda alguna es un proyecto prioritario para la vida misma de nuestra zona metropolitana.
De concretarse la presa Libertad sería el cuarto embalse construido en el estado, además de La Boca, en Santiago; El Cuchillo, en China; y Cerro Prieto, en Linares.
Este plan hidráulico sustituye al polémico Monterrey VI, que contemplaba traer agua del río Panuco, en Veracruz, el cual fue rechazado por el alto costo y porque sonaba medio jalado de los pelos.