Hasta el mes de octubre de 2022, hubo 18.8 millones de personas transportadas en la ciudad de Monterrey, un crecimiento de 6.5 por ciento frente a lo reportado en septiembre pasado y de 35.7 por ciento respecto a octubre de 2021.
Según la Estadística de Transporte Urbano de Pasajeros (ETUP) del Inegi, los sistemas de transporte público urbano recorrieron 3.1 millones de kilómetros en octubre de 2022, un alza a tasa mensual de 0.4 por ciento y de 10.5 por ciento a tasa anual.
En esta ciudad, quienes tomaron el transporte público usaron principalmente el Sistema de Transporte Colectivo Metrorrey, que atendió a 14.1 millones de personas. A este medio siguió el Transmetro, con 2.5 millones; Ecovía, con 1.2 millones y el Metrobús, con un millón de usuarias y usuarios.
Las cifras oficiales hablan de millones de kilómetros recorridos y de millones de usuarios del transporte en una metrópoli donde utilizar un colectivo es cada vez más común, como también lo son los accidentes donde hay decenas de personas lesionadas.
Es normal que la movilidad vaya en aumento, debido a que la mancha urbana se extiende por la migración de habitantes de otros estados cercanos como Coahuila, San Luis, Tamaulipas y Zacatecas, que llegan a Monterrey y a la zona metropolitana atraídos por el crecimiento industrial y los centros educativos.
Somos de los estados con mayor desarrollo a nivel nacional, y es hasta cierto punto lógico que sea atractivo venir a instalarse, y eso trae consigo problemas como el desabasto de agua y la contaminación, entre otras cosas.
Otro de los conflictos que se han generado en los últimos años y que hace semanas se vienen incrementando son los accidentes viales, donde unidades del transporte urbano son los protagonistas.
Rutas como la 13, de Escobedo, dan un pésimo servicio, y eso se refleja en la mala calidad de las unidades y la falta de capacitación de los operadores, que ocasionan lesiones a usuarios.
En ocasiones, los transportistas ni siquiera cubren los gastos médicos de los afectados y la autoridad, ni sus luces.
En el nuevo Gobierno de Samuel García le cambiaron el nombre y ahora se llama Instituto de Movilidad y Accesibilidad de Nuevo León, pero es una dependencia que sigue siendo incapaz de meter orden al transporte urbano.
Los cambios de forma no son la solución a problemas tan añejos, y de eso pueden dar cuenta familias que han sido víctimas. Como se dice coloquialmente, es la misma gata... pero revolcada.
Miguel Ángel Vargas