Este miércoles el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, visitó Nuevo León con el pretexto de pagar una apuesta con su compañero de partido, Samuel García, por un juego de futbol, lo cual resulta poco creíble.
Hay quienes piensan que el bloque emecista que conforman junto al alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, se está preparando con miras al proceso electoral del 2024, donde buscarán ganar terreno ante el debilitamiento de la alianza PRI, PAN y PRD.
Aunque parece incipiente, Movimiento Ciudadano está tomando fuerza en los sondeos de algunas casas encuestadoras, donde la marca Colosio está posicionándose a nivel nacional sorpresivamente.
Desde finales del año pasado cuando comenzaron los sondeos para el relevo presidencial, aparecieron los nombres de políticos de la Cuarta Transformación como Claudia Sheinbaum y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
Por debajo de ellos, pero no tan lejos, los encuestados mencionaron al alcalde regiomontano, que para muchos tiene una incipiente carrera política, pero en realidad cuenta con experiencia de haber ocupado ya diversos cargos.
Ni Alfaro ni Samuel están en la mente de los ciudadanos a nivel nacional como lo está Luis Donaldo, y aunque para algunos el escalón que sigue debería ser la gubernatura de Nuevo León, las encuestas dicen otra cosa.
Si nos apegamos a lo que menciona el Artículo 82 de la Constitución, el joven Colosio cumple cabalmente los requisitos para aspirar al cargo. En el estricto sentido de la ley, nada le impide participar si es que algún partido o el suyo quisiera postularlo.
Sin embargo, siendo realista esa posibilidad suena lejos, porque para una empresa de tal envergadura se necesita algo más que el apoyo ciudadano. Hace falta capacidad, que sin duda la tiene, pero además requiere un partido con estructura y recursos suficientes.
En los últimos años, el Movimiento Naranja ha logrado avances extraordinarios a nivel nacional, donde destacan las gubernaturas de Jalisco y Nuevo León, y la alcaldía regiomontana que pesa muchísimo más que otras en el país, pero le falta consolidarse.
Más que una simple apuesta, o “turismo político”, la presencia de Alfaro en la entidad llama la atención de los analistas que lo ven como un cónclave para irse poniendo de acuerdo con miras a la carrera presidencial del 2024. Habrá que ver si los partidos de siempre pueden sacudirse el tufo de corrupción o la gente busca otras opciones.
Miguel Ángel Vargas
