México tendrá a la primera mujer presidenta en 200 años desde la fundación de la República. Claudia Sheinbaum pasará a la historia como tal, pero con mucho más poder del que tuvo el actual titular del Ejecutivo Andrés Manuel López Obrador, uno que el actual mandatario habría querido desde el inicio de su mandato y que en las urnas le fue negado.
Todo parece indicar que el sueño dorado de todo presidente, el contar con mayoría calificada para poder echar a andar la maquinaria de las reformas constitucionales que le permitirían llevar a cambio los ajustes necesarios para consolidar el proyecto de la 4T, le fueron conferidos a la primera mujer presidenta con lo que de seguir el camino del AMLO tendríamos en puerta reformas como la electoral que abriría de nuevo la puerta al poder de un partido hegemónico cuyo único precedente es el de los sexenios priistas antes del segundo período del mandato de Ernesto Zedillo.
Pareciera ser que hoy vemos más cerca los tiempos de carro completo, donde se encumbrará de nuevo la clase política que gobernó al país hasta antes del año dos mil, donde la oposición se verá reducida casi a la desaparición y donde los contrapesos se convierten en fantasmas del pasado sin la oportunidad de ser un real equilibrio, lo que me lleva a otra reflexión, la gente se cansó de todo lo que huela a PRI y PAN, porque estos partidos nunca entendieron que debieron aprovechar de manera positiva y en servicio a los mexicanos su oportunidad de llegar y regresar al poder.
No nos sorprenda: el voto de castigo alcanzó hasta este proceso electoral, lo que deja claro que poco o nada podrán hacer de hoy en adelante y todo parece indicar que están condenados a desaparecer, pues ni sus mismos integrantes, sus cuadros distinguidos, soportaron la permanencia mutando a defensores de la cuarta transformación viendo en este movimiento la tabla de salvación que les permitirá seguir viviendo del erario.
De nuevo un partido, una sola vía, y ahora recargado con todo el poder.
