Quiero empezar la primera reflexión de este año aclarando que no estoy en contra del financiamiento público de los partidos políticos, que creo que es la mejor medida para mantener una fiscalización estricta del uso que se le da al uso del dinero en los institutos, y mantiene relativamente alejada la mano de crimen organizado en la dotación de recursos económicos a los partidos.
Pero lo que se me hace una verdadera locura es la cantidad de dinero que literal se dilapida en el reparto del jugoso pastel de las prerrogativas tomando en cuenta que en un año donde las carencias abundan y la necesidad de dinero es obvia a los partidos políticos con registro irán a parar en este 2022 un total de 5 mil 543 millones 960 mil 204 pesos.
Para que se dé una idea, estimado lector, de la brutalidad de recursos que van a parar a los partidos es el equivalente al presupuesto de un año de la tercera ciudad más grande del país como es León, Guanajuato. El 70 % de los recursos se reparte de acuerdo al porcentaje de votación nacional emitida, obtenida en la elección de diputados por el principio de mayoría relativa, el otro 30% se reparte de manera equitativa.
Se pregona la austeridad republicana pero ningún partido político está dispuesto a disminuir sus ingresos, que si hacemos la justa revisión y ponemos sobre la balanza su utilidad, nos daremos cuenta que es desproporcionada la cantidad de dinero que reciben contra los beneficios que traen a la población, que lo único que hace es con su dinero mantener estas instituciones.
Es momento de repensar si todo ese dinero que va a dar a los partidos es justo y equitativo a los beneficios que traen, si es que existe alguno, pues los gastos de operación deberían ser mínimos y los cargos honorarios, pues si hacemos una revisión de los salarios de los dirigentes nos daremos cuenta que muchos son simplemente vividores del erario.
Otro punto importante, si Morena insiste en realizar el ejercicio de revocación de mandato por qué no le pone algo de los más de mil 700 millones de pesos que va a recibir del erario para sus gastos. Es pregunta sin ánimo de ofender.
Miguel Ángel Puértolas