No deja de darme miedo por las razones que aquí expuse en el tema de salarios, el anuncio hecho por el Presidente López Obrador de pasar de una austeridad republicana a una pobreza franciscana que en teoría se traduce en la reducción de gastos para el ejercicio de la función pública, lo que habla que se cierra la llave del recurso público a los funcionarios.
Se acabaron viáticos, viajes al extranjero medidas de austeridad adicionales que primero me temo podrían empezar a dificultar la ya de por sí escasa labor que realizan los funcionarios, y desprendiendo de estas medidas de pobreza franciscana podrían venir actos de corrupción atroces, como los que ya se han documentado, como la oferta de ciertos servicios a los funcionarios a cambio de favores.
Abundan los casos de políticos que muy austeros, muy pobres y muy franciscanos pero han terminado a bordo de aviones de pseudo empresarios cuya riqueza es de dudosa procedencia, estilos de vida ajenos a esta filosofía y lo peor del caso con una muy difícil manera de poder comprobar su legal procedencia.
Yo no quiero una clase gobernante que malgaste los recursos, quiero una clase gobernante que administre de manera correcta los recursos y que no tenga la necesidad de andar mendigando quiero una clase política sí ajena a los excesos, y la pobreza franciscana perdón pero también es un exceso.
El Presidente ha dicho que se pueden obtener más recursos así: “La forma es sencilla, es cero corrupción y austeridad para liberar fondos al desarrollo, entregar recursos a la gente más necesitada” sin embargo el grueso de los recursos se han ido a proyectos insignia de dudoso beneficio, un aeropuerto que no termina de funcionar, una refinería que no refina y un tren que ha sido detenido por la justicia federal.
Se ha ido a programas como jóvenes construyendo el futuro, que según los entes fiscalizadores no tiene manera de medir los alcances, recursos que sirven para comprar voluntades para los próximos procesos electorales.
Adiós, Fonden, Subsemun, Fortaseg, escuelas de tiempo completo.
Austeridad mal entendida… más que austeridad, terror franciscano.