No hubo necesidad de sembrar armas, Carlos Romero Deschamps estaba rodeado, al menos así lo dijo recientemente el Presidente López Obrador, al pedir a los corruptos que se rindieran, hoy al igual que Eduardo Medina Mora; el hoy ex líder del sindicato petrolero, uno de los más poderosos en México dejó el trono en el que se sentó por 26 años.
Vividor de la política, el heredero de Joaquín Hernández Galicia, mejor conocido como “La Quina”, se dedicó a amasar fortunas gracias al manejo de recursos millonarios entregados principalmente durante los sexenios priistas, hecho que era presumido por la vida de excesos que tenían él y sus hijos quienes no dejaban de exhibirse en fotografías.
Llevaba un estilo de vida muy por encima del salario que percibía como legislador en su momento, posición que le permitía gozar de fuero constitucional, y del salario que tenía como trabajador y líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Por menos excesos que los que ha mostrado Carlos Romero Deschamps, se acusó en su momento a otra líder sindical, la ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, de manejo de recursos de procedencia ilícita, quien pasó años en la cárcel más por ser enemiga del sistema, que por una verdadera intención de hacer justicia.
Me parece que en el caso de Romero, la salida súbita de la secretaría general del sindicato de Pemex es una salida decorosa a un aliado del viejo sistema que empieza a renacer en nuestro país. El combate a la corrupción es un mero discurso cuando habiendo evidencia del mal manejo de recursos públicos en el sindicato que dirigía, era suficiente para que la Fiscalía General de la República abriera una carpeta de investigación y obtuviera una orden de aprehensión en su contra.
Pero no sucedió, y aunque digan que tienen todas las cuentas congeladas de este personaje, no creo que no tomara las previsiones necesarias para terminar sus días lejos de la justa medianía en que debe vivir un funcionario público.
Creo que están limpiando la casa pero para empezar a ocupar los espacios vacíos.