Cómo olvidar la famosa iniciativa 3 de 3 que desde organizaciones ciudadanas como Transparencia Mexicana impulsaron como una medida que permitiera poner lupa sobre los ingresos de los funcionarios públicos desde que inician su carrera en el servicio público hasta que dejan los cargos para los que fueron designados o electos.
Las declaraciones patrimonial, fiscal y de conflicto de interés se fueron convirtiendo en una exigencia sobre todo para aquellos que contendían por un cargo de elección popular pues entre otras cosas la idea era que hubiera un justo equilibrio entre las percepciones económicas de los políticos y los bienes adquiridos a lo largo de su trayectoria pública. Pero resulta que en México pareciera que los sistemas están hechos para saltarse las trancas.
En un ejercicio hecho por este servidor escudriñando algunas de las declaraciones realizadas por funcionarios de primer nivel me encontré que por ejemplo reportaban la posesión de vehículos viejos de modelos poco útiles para el cargo que desempeñan lo que me llevó a preguntarme si están contestando con sinceridad y apegados a la realidad en la información que hasta hoy es pública. La respuesta es no.
Pero hay miles de formas de brincarse las trancas, como herencias en vida, donaciones, testaferros, presta nombres y muchas herramientas que operan en favor de quienes dicen tener un modo de vida honesto, pero terminan enriqueciéndose con el dinero público, recursos que los ciudadanos trabajamos para sostener un México en donde se castiga al corrupto, cuando las presiones son extremas o simplemente cayó de la gracia del grupo en el poder o es un velado enemigo de éste.
De otro modo lo más que ocurre son apercibimientos en privado o sea simples regaños pues por ejemplo a 7 de cada 10 funcionarios que omiten declarar su patrimonio como lo exige la ley, como se lo dimos a conocer en nuestra edición del pasado fin de semana, las consecuencias para los protegidos del sistema son apenas un “no lo vuelvas a hacer” que se repite infinitamente.
Hágase la justicia divina en los bueyes de mi compadre pareciera ser el actuar de nuestro sistema anticorrupción que con éstos resultados es evidente que ha estado de adorno.