Ahora que las acusaciones empiezan a emerger en contra de la gente más cercana al ex presidente Enrique Peña Nieto, sin que hasta este momento se haya presentado una orden de aprehensión en su contra, llama la atención el silencio sepulcral del Partido Revolucionario Institucional al que hasta hoy pertenece el ex mandatario y en el cual hizo toda su carrera política hasta llegar a la presidencia.
Las razones pueden ser muchas, no habrá un deslinde del PRI respecto a Peña, supongo hasta en tanto no haya una acusación formal y en todo caso podría extenderse el apoyo a éste hasta en tanto no se resolviera un posible proceso en su contra y se le declarara culpable. Pero creo que el ala conservadora del PRI, aquella a la que hicieron a un lado durante la denominada tecnocracia es la que desea, incluso, por lo menos se le siente en el banquillo de los acusados.
Hoy el PRI ha perdido protagonismo, aunque no la fuerza como partido político con grandes posibilidades de alianza que lleven al triunfo al mismo Revolucionario Institucional o a los partidos con quienes pacte ir juntos de manera implícita o tácita en el próximo proceso electoral, por lo que un eventual proceso judicial en contra del ex presidente significará de inmediato una mancha en su expediente que afectará directamente sus aliados.
Claro que este escenario es hipotético, pues hoy solo se sabe mediante filtraciones que hay la intención de proceder en contra de Peña, pero no descarte usted un golpe de timón en el camino, pues no olvide que políticamente es hoy, para la 4T, el Partido Acción Nacional, el principal rival a vencer al ser la segunda fuerza política en el país con suficiente poder para mantener sus posiciones como la que hoy representa el estado de Guanajuato, convertido en bastión del albiazul.
La alianza formada entre estos dos partidos en varios estados con miras a la elección del 2021 los pone en la mira y son el blanco perfecto que en el caso de proceder primero la acusación en contra de Peña será sin duda el pretexto perfecto para golpearlos en campaña, a menos que pase a escena el ex presidente Calderón, con quien no se pactó la transición y es blanco constante de señalamientos desde Palacio Nacional.
Lástima que todo sea revancha política y no se busque el legítimo interés de hacer justicia y combatir la corrupción ¿o sí?
