Quién le va a poner un alto al pandillero que pretende erigirse como candidato al gobierno de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, que azuza a sus seguidores a atacar, incluso, el lugar donde reside el presidente del INE, Lorenzo Córdova.
“¿Quieren saber dónde vive Lorenzo?”, arengó el aspirante en una velada amenaza en contra del árbitro electoral a quien pretenden presionar de esta manera para que al final ceda el registro al susodicho quien ha montado un teatro frente al Instituto Nacional Electoral en franca confrontación con ciudadanos que únicamente aplican las reglas del juego.
La imagen de Félix Salgado es una que no debe repetirse más en el país donde primero sería conveniente elegir a un primate antes que semejante personaje que actúa de manera radical y violenta, que me recuerda a los líderes charros del sindicalismo de antaño y en su más reciente versión al fallido Donald Trump (guardadas las proporciones) pretendiendo evitar la toma de su sucesor con un movimiento radical.
Lo malo es que vemos que estos personajes sin escrúpulos abundan aún, pero lo peor es que además hay quienes los defienden como es el caso de Mario Delgado, presidente nacional del Movimiento de ¿Regeneración? Nacional, Morena, quien se atrevió a declarar que tanto la cancelación de la candidatura de Salgado Macedonio en Guerrero, como la de Raúl Morón Orozco en Michoacán, fragmenta la democracia en México.
Hágame usted el reverendo favor, ¿cuántos mexicanos estarían dispuestos a llevar al poder a semejante personaje cómo Félix Salgado? no lo sé, pero también sé que minorías manipuladas por un lado, y hartas de los gobiernos de siempre por otro, han conseguido en las urnas sentar en posiciones de gobierno a muchos tipos del corte de Salgado.
¿Su defensa?, atacar a los mismos árbitros que los pusieron en la Presidencia de México, asegurando que Félix tiene el 50 por ciento de las preferencias del voto en el estado de Guerrero, pero si se trata de las mismas encuestas con las que Morena designa a sus candidatos, para el baile vamos. Así que es tiempo que alguien le ponga un alto a este sainete, de lo contrario quedaremos de plano como una república bananera.
Miguel Ángel Puértolas