Veo con tristeza que el verdadero cambio en nuestro país no está siendo propiciado por los líderes que nos gobiernan, si bien es cierto que la responsabilidad de tener una mejor nación es de quienes habitamos en México, de todos en su conjunto, un papel primordial de los gobernantes es del de propiciar el cambio, y no ser en sí el cambio como lo prometen cada vez que hay campañas en busca de las elecciones.
No me refiero aquí a un partido en específico, en México ya hemos experimentado al menos en la Presidencia de la República con tres opciones partidistas diferentes, pasamos de la hegemonía priista, a gobiernos del PAN con una oposición fuerte, con un equilibrio en el Poder Legislativo, pues el carro completo quedó en la historia, hecho que sirvió de pretexto a los ex presidentes de este partido para asegurar que las reformas que necesitaba el país no había sido culpa de su falta de pericia para negociar sino de la necedad de la oposición.
Pasamos al régimen priista, sin el totalitarismo que lo respaldaba, y pese a ello, supo negociar con la oposición, sacar las reformas que el país necesitaba, pero en medio de uno de los gobiernos más corruptos de la historia, no dicho por la oposición sino por las autoridades fiscalizadoras.
Hoy llegamos al tercer experimento, el de la cuarta transformación, el que un día dice que no va a rascarle al pasado y al otro día al enemigo político lo persiguen, claro sin tocar al antecesor, respetando la regla no escrita entre presidentes, que el que se va se calla y el que se queda no persigue. Estoy seguro que cualquiera podría estar sentado en el banquillo de los acusados pero el ADN de nuestros gobernantes al final es el mismo y todo combate a la corrupción queda en una simple pantomima.
Las campañas parecen no terminar nunca, la voracidad de la mayoría les ha llevado a pedir desaparecer poderes en estados en donde constitucionalmente no se dan las condiciones para ello y lo saben perfectamente, legisladores de caricatura que están prestos a la primera provocación abalanzarse sobre los poderes legal y democráticamente constituidos sin importar que lo que la mayoría haya decidido. Quisiera verlos envalentonados señalando las corruptelas de los gobiernos de su propio partido, léase del PAN o de Morena, los directamente involucrados, así créanme, ganarían credibilidad.