Mientras miles de trabajadores del país sobreviven con salarios precarios, en Pachuca existe un caso que parece extraído de una parodia política, una sola familia, encabezada por el exlíder sindical Percy N, percibe más de medio millón de pesos al mes, todo con cargo al erario público.
La cifra no es una exageración. 531 mil 546 pesos mensuales es lo que suman los sueldos de al menos 20 familiares del exdirigente del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Pachuca (SUTSMP). Su esposa, sus hijos, sus hermanos, sus yernos, sus cuñados, sus sobrinos, hasta el suegro, todos con base, con plaza o con compensación, dispersos en distintas áreas municipales o dentro del mismo sindicato.
El propio Percy, ya jubilado, cobra 94 mil 527 pesos cada mes, una pensión que incluye ocho quinquenios (cuando el reglamento municipal solo permite cinco). Con ese monto, gana más que muchos directores de área que sí tienen responsabilidades administrativas. Y lo hace sin presentarse a trabajar.
Lo indignante no es solo el monto, sino la lógica, el sindicato se volvió un aparato patrimonial. No un espacio de defensa colectiva, sino una caja chica (o más bien una caja familiar) donde cada posición servía como ficha de control. La nómina como herencia. La plaza como premio. El sueldo como forma de silencio.
¿Dónde quedó la ética pública? ¿Qué controles fallaron para permitir semejante estructura? ¿Quién autorizó, tramitó, firmó y validó que una familia entera tuviera acceso preferencial a recursos que deberían destinarse al bien común?
Hoy que el caso ha sido exhibido, no basta con la indignación ciudadana. Se requiere una revisión administrativa a fondo. Una investigación patrimonial real. Y, sobre todo, una reforma sindical que impida que se repita lo que ya es uno de los escándalos de nepotismo más vergonzosos del municipio.
Porque si una sola familia puede ganar medio millón al mes sin consecuencias, la pregunta es: ¿qué queda para el resto?
