Al pueblo pan y circo pareciera ser el tono de cada conferencia matutina encabezada por el Presidente López Obrador, y cada vez que se tiene que enfrentar a un escenario adverso utiliza todas las herramientas a su alcance para contrarrestarlo con declaraciones estridentes y con acciones que rayan en la ilegalidad.
Y de este modo ha hablado por igual de pausar las relaciones diplomáticas con España, país con el que hemos vivido etapas doradas de acuerdos bilaterales y de una cordialidad inmensa, a grado tal que durante la Guerra Civil española, México se convirtió en un refugio natural de los combatientes republicanos. Como también se ha atrevido a sugerir al Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales a violar la ley indagando los ingresos de particulares en este caso de periodista ¡Incluyendo de Estados Unidos! para dar a conocer los ingresos económicos pese a que la misma Constitución lo prohíbe.
Ha llegado al exceso de burlarse de opositores, presentando videos de caídas sorpresivas, crear una sección de quién es quién en las fake news, en donde se da vuelo con su vocera para este tema, ninguneando el trabajo que hacen cientos de comunicadores con acusaciones caricaturescas como “no es falso pero no es verdadero” “no es falso pero se exagera” sin lograr desmentir la información supuestamente cuestionada.
Igual presenta artistas, que realiza homenajes a otros ya desaparecidos, igual en el menor de los males cuenta chistes y la nota del momento puede ser la pronunciación errónea de alguna palabra o frase como la memorable del cuarto rey mago “Bastard” y así lo que debería ser un espacio de comunicación institucional se convierte burlesque a la medida para distraer de asuntos importantes.
Es pretender tapar el sol con un dedo, cuando se da en el clavo de que la cuarta transformación es un sinónimo de mantener las prácticas nefastas del pasado en beneficio de quienes hoy se presentan como los paladines contra la corrupción.
Miguel Ángel Puértolas