El gobierno de la República tomó la decisión de incorporar al Instituto Mexicano del Seguro Social a las trabajadoras del hogar. En su momento el presidente Peña Nieto permitió la afiliación de todos los estudiantes de nivel medio y superior de escuelas públicas a dicha institución.
Pareciera ser una necesidad de política pública el incorporar a la seguridad social a aquellos ciudadanos que tienen ciertas características sociales o laborales, pero que no cuentan con dicha prestación, sin embargo, considero que antes de seguir tomando decisiones para la incorporación de nuevos afiliados al IMSS, se requiere transformar la institución para hacerla eficaz y eficiente.
Como afiliado a tan noble institución, me percato de las ineficiencias que existen en el Seguro Social, desde la falta de medicamento, hasta la mala calidad de los servicios; nos encontramos con zonas de urgencias atiborradas de enfermos, muchos de ellos en espera de ser atendidos, otras más de pie en el pasillo con un suero conectado el brazo, algunos enfermos acostados sobre una camilla.
En el IMSS la posibilidad de tener atención médica con un especialista representa una odisea, sino es un caso de urgencia, pueden pasar dos o tres meses para que el médico especialista atienda al asegurado. En el caso de atención con el médico de familia, pasan varios días para tener una consulta médica y, si se acude el mismo día a la clínica para la atención, pueden pasar varias horas hasta antes de recibir la atención requerida. Esto son algunos ejemplos de la odisea por la cual pasan todos los asegurados, sin embargo, al Seguro Social se le siguen incorporando nuevos sectores sociales, pero no se realiza un diagnóstico acerca de las posibilidades que tiene el IMSS para atender con calidad a los millones de mexicanos.
