La Iniciativa de nueva Ley Orgánica de la Administración Pública de nuestro Estado es una clara tendencia para combatir la inercia de los gobiernos a punto de concluir en unas semanas.
Pasó el tiempo de ver el panorama mexiquense como si nada ocurriera. Las anteriores reformas fueron más de maquillaje, no alcanzaron a tocar el fondo de los problemas crónicos que nos aquejan, tales como la pobreza, la desigualdad de oportunidades, la carencia de agua y la insalubridad, la corrupción, la impunidad, el dispendio presupuestal, la inseguridad, la deficiencia de servicios de salud, de educación, la concentración del poder en la Capital, el caótico crecimiento urbano, la irregularidad de la propiedad inmobiliaria, el deficiente transporte de pasajeros, la carencia de vialidades y el abuso de autopistas, agravios históricos, entre otras calamidades, simplemente cayeron en su propia inercia.
Se han acumulado insatisfacciones y resentimientos que promovieron la transición electoral, desde los municipios, el congreso y ahora la gubernatura que demandan cambios profundos en la forma de gobernar, que puede lograr el liderazgo constitucional de la Maestra Delfina Gómez Álvarez como Gobernadora a partir del 16 de septiembre próximo. La gran oportunidad está a la vista: trazar el futuro del Estado de México, construir y reconstruir, corrigiendo y aprovechando lo existente.
La estructura y el funcionamiento del gobierno y la administración pública se han ido deteriorando, llenando de vicios, de tal manera que parecen diseñados para no alcanzar a cumplir su misión de servicio eficiente y honesto a las mayorías, a partir de separar el poder político del poder económico. Se colocaron principalmente al servicio de intereses privados, con una máscara de servicio, lo que frustró el paso de algunos buenos servidores públicos.
Cuando esta nueva Ley Orgánica sea aprobada por la Cámara de Diputados vendrá una tarea gigantesca para el nuevo gobierno estatal, porque tendrá que revisar y adecuar la estructura interior, a partir del rediseño de los reglamentos interiores, manuales de organización, formatos, procedimientos y plazas de servidores públicos, con el compromiso de respetar los derechos de los trabajadores de base y lograr una moderna e innovadora administración digital. Si me permiten usar una metáfora con la medicina, se trata de una operación a corazón abierto, porque mientras surgen las nuevas estructuras y reglas, la administración debe continuar con sus servicios, principalmente en las áreas sustantivas del gobierno, como son Seguridad, Hacienda, Educación, Salud y más, porque siguiendo con el funcionamiento de nuestro organismo: primero es la función y luego el órgano, así debe ser con la administración pública. Todo ello con las típicas dificultades del primer año de gobierno, y simultáneamente, con el desarrollo de un año de intensa competencia política, de pronóstico reservado, en lo nacional, así como en lo local.