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Parte de noche

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Mariana Enriquez, ‘Nuestra parte de noche’, Anagrama, México, 2020, 670 pp. (Especial)
Mariana Enriquez, ‘Nuestra parte de noche’, Anagrama, México, 2020, 670 pp. (Especial)

La noche se extiende sin esperanzas de algún final.

El viaje, en principio esperanzador, pronto se transforma en una pesadilla.

Oscuridades, andanzas, malos sueños…

Qué otras fatalidades les esperan a los personajes de esta novela (premiada con el Herralde el año pasado) no una lectura suavizada ni objeto distractor para estos días de incertidumbre, enfermedad, dolor, pandemia, muerte.

Hay libros que nos perturban. Unos mucho más que otros. Historias, mejor dicho. Y la que se narra en Nuestra parte de noche, de la bonaerense Mariana Enriquez (1973), una de ellas.

No solo por sus contenidos, como por su particular manera de exponerse, en todo momento directa, pulcra, sino también por el entorno y el momento en que llegan. Espiral, el verdadero encuentro autor-lector, por todos siempre esperado.

Novela oscura la de Enriquez, sin que el señalamiento pueda interpretarse como denuesto. Puesto que es justo en los territorios de la adversidad donde el ser humano se transparenta mejor.

“Solo es digno de la vida libre aquél que pasa sus días en lucha desigual”, escribió José Revueltas.

Decir que Nuestra parte de noche, también la novela de una cuentista (Las cosas que perdimos en el fuego) puede remitirnos a las experiencias más deleznables de la dictadura argentina es tan solo uno de sus muchos mundos contenidos.

Con lo que los muertos de ese periodo de la geopolítica del continente, “una de las tantas chicas asesinadas por los militares y arrojadas a los ríos, los ojos comidos por los peces, los pies enredados en la vegetación, sirenas muertas con el vientre lleno de plomo”, son los muertos de todo el mundo.

Bien surtida de dolor, el lector descubrirá en esta novela las fatalidades que se desbordan a lo largo de sus 700 páginas, y a un miedo le seguirá otro, más inquietante aún.

“Me encanta desbordarme”, declaró la autora. Pues en efecto, Nuestra parte de noche es suma de excesos y resultado del conocimiento de tradiciones literarias que ahora parecieran amalgamarse desde la novelística hispanoamericana de nuestros días.

(Donde Adolfo Bioy Casares se habrá ganado especial mención, y de quien la autora recupera un párrafo de La invención de Morel a manera de epígrafe: “Creo que perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado; sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo todo el cuerpo. Solo habría que buscar la conservación de lo que interesa la conciencia”).

Canon que en la diversidad de sus firmas va conformándose como una extraña suma, y donde este nuevo título de Enriquez (Este es el mar, Cómo desaparecer completamente, Bajar es lo peor) obtiene el mejor sitio entre “los raros” de los años más recientes. ¿Inclasificables? Tal vez.

La existencia de una violenta y oscura secta, el viaje de un padre y su hijo por una exuberante geografía,el hallazgo de decenas de fosas clandestinas, casi a ras de suelo, la presencia de un pasado en las relaciones de los personajes, ceremonias esotéricas no exentas de influencias culturales, los partidos de un Mundial que se atraviesa inesperadamente…

Estas las esferas en las que circulan las vidas de los personajes de Nuestra parte de noche, “la gente que se quiere no se hace mal”, la novela del paradójico amor entre un padre y un hijo en tiempos de oscuridad.

En una de las diferentes separaciones padre-hijo, el primero le dice:

“…tenés algo mío, te dejé algo mío, ojalá no sea maldito, no sé si puedo dejarte algo que no esté sucio, que no sea oscuro, nuestra parte de noche”.

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Mauricio Flores
  • Mauricio Flores
  • [email protected]
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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