Política

Contra todo, el milagro migrante

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Solamente por la migración puede explicarse la expansión del ser humano por el mundo. Todos tenemos ascendentes migratorios remotos o cercanos. Y ahora mismo hay 258 millones de personas que viven en un país diferente de aquel en el que nacieron. Sí, de una u otra forma todos somos migrantes.

Y sin embargo nos cuesta entender y/o aceptar la migración internacional. Hay gobiernos que la ven como una amenaza. Se alegan perjuicios laborales y económicos; se argumentan afectaciones presupuestales y sociales; se esparcen fantasmas raciales, étnicos y de inseguridad.

Desde luego, estas y otras alarmas no se detonan por toda la migración. Se admite y se celebra, con razón, la migración regular, aquella que entra por los puntos oficiales de internación, la que presenta papeles y razones aceptadas: estudios, trabajo asegurado, emprendimiento, inversión. Bienvenido si traes dinero, conocimiento especializado, emprendimiento, empleos, crecimiento. Y, piensan algunos, mejor si traes genes de altura, es decir, de los míos hacia arriba, según la insostenible mentalidad de la jerarquía racial.

La que se condena y frecuentemente se rechaza es la migración indocumentada, que a lo largo de decenios ha padecido persecución, exclusión y maltrato en los países de destino.

Desde luego, todos los países tienen derecho a establecer los requisitos que habrán de cumplir las personas o las familias que quieran visitarlos o vivir en ellos, lo que no excluye que podamos ver con apertura, comprensión y reconocimiento a la migración indocumentada. Quizá quienes hemos tenido la oportunidad de apreciarla no hemos sabido explicar sus beneficios y su validez.

Hoy, Día Internacional del Migrante, es una buena ocasión para reflexionar en ello.

La migración internacional sigue creciendo en este siglo: en 2000, había 173 millones de migrantes (2.8% de la población total) y en 2017 se estimaron 258 millones (3.4%).

Puede haber otros motivos, pero la mayoría de las personas migrantes van a otros países en busca de oportunidades de trabajo. Si sus economías nacionales no generan los espacios para aplicar su fuerza de trabajo o capacidad productiva, ellos la aportan en donde sí cuentan con esos espacios, ya sea por el tamaño de su economía y dinamismo o porque sus nativos no quieren hacer algunos trabajos.

Tan es así que, de acuerdo con datos de la Reseña sobre migración y desarrollo, del Banco Mundial, en 2018 las remesas con destino a países de ingresos bajos o medianos ascendieron a 529 mil millones de dólares (mmdd), y en 2019 se espera que lleguen a 550 mmdd (+4%).

Estas cantidades equivalen a tres veces lo que la ONU aporta anualmente en ayudas para el desarrollo.

La magnitud de estos montos, en su mayoría producto del trabajo migrante, demuestra su enorme aportación a la economía mundial y ratifica que, a pesar de todas las adversidades, el milagro migrante crece y sigue vigente.

Ya podemos imaginar el beneficio que representan estas remesas en los países que las reciben, especialmente los de ingresos bajos y medios, en los que las remesas se han constituido en su principal fuente de financiamiento externo.

La ONU estima que, a lo sumo, las personas migrantes envían 15 por ciento de lo que ganan, de manera que, por ejemplo, quienes remiten 30 mil millones de dólares a México en un año, habrán producido en el país de acogida alrededor de 200 mmdd, de los cuales dejaron en la misma economía 170 mmdd.

Es indispensable reconocer la importancia, el mérito y la aportación de la migración indocumentada (la otra ya es reconocida).

También lo es reconocer la dignidad de la persona migrante, que toma riesgos inimaginables para buscar, mediante su trabajo, mejorar la calidad de vida de su familia.

Y es imperativo, asimismo, sensibilizar a nuestras sociedades para que al menos comprendan las circunstancias y adversidades que enfrentan los migrantes a fin de asumir nuestra más elemental obligación: exigir que se respeten, y en su caso respetar, sus derechos humanos.

* Secretario general de Servicios Administrativos del Senado y especialista en derechos humanos

@mfarahg

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Mauricio Farah Gebara
  • Mauricio Farah Gebara
  • Especialista en derechos humanos.
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