El motivo principal por el que los humanos nos empezamos a agrupar hace decenas de miles de años es precisamente para procurarnos seguridad y paz. Durante toda la existencia de nuestra especie han estado latentes peligros que ponen en riesgo nuestras vidas. Es por esta razón que los humanos decidimos vivir en sociedad.
Estos primeros núcleos humanos evolucionaron a través de miles de años a los países que conocemos actualmente, con sus gobiernos establecidos y marcos normativos. La existencia de las instituciones de seguridad, que surgió con los estados modernos, atiende al propósito de conseguir vivir en paz.
Las instancias de seguridad en el mundo tienen como elemento imprescindible la generación de inteligencia para poder evitar o perseguir efectivamente los delitos. La inteligencia se tiene que generar en sus tres niveles, estratégico, táctico y operativo. Si falla en algún nivel no se podrá tener éxito en la reducción de los delitos.
En México, dada la histórica infiltración del crimen organizado en instancias de seguridad, la ciudadanía generó una desconfianza en ellas. Es por lo que la denuncia anónima, factor elemental en la generación de inteligencia para combatir al crimen, se ha vuelto inoperante. Se estima que 9 de cada 10 presuntos delitos que son evidenciados no se denuncian.
Si queremos tener éxito en la reducción de los delitos y la eventual garantía de paz tenemos que generar la cultura de la denuncia anónima. Devolver a la gente la confianza de que, si denuncian un presunto delito, se garantizará su anonimato.
Es por lo que en junio pasado presenté una iniciativa por la cual se crea la Ley del Mecanismo de Denuncia Anónima 089. Esta normativa tiene los elementos para regular a cabalidad la denuncia anónima en México y garantizar que no se pueda vincular con un número telefónico, nombre o georreferencia.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ha establecido medidas para garantizar el anonimato en las denuncias anónimas 089 desde su relanzamiento en este gobierno, sin embargo, es importante establecer el marco normativo de este mecanismo. La denuncia anónima de la sociedad organizada y consciente es el talón de Aquiles de la delincuencia.
Solo a través de una sociedad que confíe en sus instituciones, así como la convicción de su deber de denunciar si presencian actos que podrían constituir un delito, se podrá contar con la inteligencia necesaria para que se reduzcan considerablemente los índices delictivos.
Mauricio Cantú González@CantuMauricio