El derecho humano a respirar aire limpio, libre de contaminantes, es algo que estamos impulsando desde la Cámara de Diputados para que se incorpore a nuestra Constitución Política, en el Artículo Cuarto.
Desde siete años atrás hemos obtenido el nada honroso primer lugar de América Latina como la metrópoli más contaminada. Monterrey ha ido aumentando su contaminación atmosférica año con año. La primera pregunta que debemos hacernos es el ¿por qué? Tenemos que partir de un diagnóstico para poder acertar en las soluciones.
Todos sabemos que se han registrado hasta más de 10 veces el límite aceptable de calidad de aire en los parámetros de partículas PM10 y PM2.5. Todos amanecemos con la bruma evidente en toda el Área Metropolitana. No obstante, no se ha hecho un análisis pormenorizado para determinar de dónde provienen estas fuentes a nivel de detalle de empresas y sectores.
La hipocresía en la política ha estado muy presente por milenios, pero en la actualidad, con el tema del aire, han entrado en juego factores que complican el propósito de determinar las fuentes precisas de los contaminantes, así como la posterior solución a esta problemática.
Recientemente ha habido voces políticas locales, entre las que se encuentra el presidente municipal de San Pedro, Miguel Treviño, que enfocan sus cañonazos contra la refinería, sin mencionar siquiera la actividad de las pedreras que son el mayor contaminante actual del Área Metropolitana.
Solamente requerimos un dato para desestimar el argumento que la refinería es el causante de nuestra pésima calidad del aire. Las emisiones gaseosas que emite la refinería son invisibles a la vista humana. Es decir, no se perciben en el ambiente. A diferencia de las partículas PM10, 2.5 y de menor tamaño, que se perciben con mucha facilidad.
Luego entonces, si el problema fuera la refinería, no estaríamos percibiendo la contaminación en el ambiente, y no se tendrían los muy altos índices de partículas PM10 y PM2.5 registrados en todos los puntos metropolitanos de monitoreo.
Le resulta muy fácil a políticos oportunistas achacar la culpa a la refinería, que es de regulación federal, y proteger a las industrias amigas que son las verdaderas causantes del aire putrefacto que todos estamos respirando.
En política debemos serle útiles a la ciudadanía y buscar soluciones reales, no buscar lo mediático con base en mentiras.
@CantuMauricio