En 2015 y 2016, bajo el marco de la elección presidencial de los Estados Unidos, fuimos blanco de injurias racistas por parte del candidato Donald Trump, su equipo y seguidores. Ante esto, el ex presidente Peña Nieto con su característica actitud superflua y sumisa no solamente no hizo frente a este discurso de odio ante nuestro país y nuestros migrantes, sino que terminó invitando a Trump a la Ciudad de México, dándole una plataforma presidencial, y recibiéndolo con bombo y platillo como si ya fuera el primer mandatario.
Esto, sin duda, catapultó al futuro presidente Trump que por un muy pequeño margen pudo lograr la victoria electoral (perdió el voto total, pero ganó bajo la fórmula del Colegio Electoral).
Cosa muy distinta sucede en la actualidad con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Tenemos un Presidente que lee, que conoce nuestra historia y herencia cultural, y que no le tiembla la mano para defender a nuestra Patria ante políticos (de cualquier nacionalidad) que tomen a México de blanco.
Recientemente, algunos políticos estadunidenses republicanos han dicho que México es el culpable de la crisis de fentanilo que se vive en su país. El fentanilo, cabe señalar, es de las sustancias químicas más fuertes que existen. Tiene más de 100 veces el efecto de la morfina y ha provocado alrededor de 107 mil muertes de estadunidenses al año.
Sin embargo, se calcula que más del 70% del fentanilo comercializado ilegalmente en los Estados Unidos no proviene de México, sino de otras regiones del mundo. Adicionalmente, 86% de las detenciones de ese país por el tráfico de esta sustancia son de estadunidenses.
La hipocresía más grande de estos políticos radica en que piden una intervención militar en México, con el pretexto de atacar los cárteles de la droga, pero son los que fervientemente defienden a los productores de armas para que se puedan seguir vendiendo armas de alto poder sin regulación y chequeos. Mismas armas que son importadas a México y usadas para generar tanta violencia.
Más aún, este discurso hipócrita y simplista de algunos políticos republicanos de los Estados Unidos no toma en consideración que la demanda de sus ciudadanos por el fentanilo es la que provoca que existan estos cárteles.
Ante estos discursos de odio de personajes como Lindsey Graham, Donald Trump, Ted Cruz, entre otros, no queda más que exponer los argumentos claros de la situación que estamos viviendo. La solución está en trabajar conjuntamente con nuestros vecinos para enfrentar el problema, sin discursos falsos con tanta dosis de hipocresía.