Es un tiempo donde los apologistas del caos disfrazan con facilidad su vocación. Ayer, el ataque de Israel sobre el ministerio de defensa sirio recordó que Tel Aviv tenía en Assad un grado de comodidad que perdió a su caída. Sólo la ingenuidad, la ignorancia o la mala fe ven en sus acciones una defensa a la comunidad drusa.
En Sueida, al sur de Siria, la reconstrucción del país se ha traducido en tensiones. Negociaciones entre líderes de la minoría drusa con las nuevas autoridades han buscado garantías de seguridad y contener los detestables y frecuentes brotes de violencia sectaria.
La semana pasada, un grupo de beduinos asaltó un vehículo en la región. En respuesta, drusos armados secuestraron a beduinos y luego beduinos secuestraron a drusos. Las tensiones entre tribus y milicias subieron. Decenas de muertos, cientos de heridos.
Las fuerzas del gobierno de transición intervinieron. Mientras algunos de sus soldados fueron secuestrados, desnudados o ejecutados, otros humillaron a drusos al rasurarlos en público. Tras cinco días, el principal liderazgo druso anunció un cese al fuego. Fuerzas oficiales empezaron a retirarse. Hikmat al-Hijri, otro líder en la comunidad drusa, cercano a Assad y vinculado con Israel, rechazó el acuerdo. Lo ha hecho en cada ocasión.
Al proceso de reunificación siria se le pide una prisa que no se le exigió al fin de la guerra, ni la contempla. La desconfianza es tan grande como la urgencia de rutas políticas que se han puesto sobre la mesa y desaprovechado, salvo por Israel.
El grueso de la comunidad drusa en el Golán se identifica como siria y ha rechazado históricamente la ciudadanía israelí. Cuando Netanyahu habla de drusos, utiliza a aquellos en su territorio. El ataque sobre Damasco tiene la lógica de la época. Escalar para negociar. ¿Qué?
Netanyahu, convertido ya en el principal riesgo de estabilidad para la región, puede operar mejor sobre una Siria fragmentada. Lo hacía con Assad. Pero, sobre todo, rechaza el despliegue de tropas sirias en su propio territorio. Algo con lo que Washington puede coincidir. Sólo que antes de las últimas tensiones, por acuerdos previos con los drusos, el gobierno interino no tenía ahí mayores fuerzas.