Aún no llega el 20 de noviembre, fecha en que formalmente inician las “pre-campañas” electorales, ese periodo nebuloso en la legislación electoral en la que los aspirantes (o pre-candidatos) supuestamente se dirigen únicamente a los militantes de sus respectivos partidos políticos, y las propuestas están aún afinándose, pero lo que ya llevan días en desarrollo son esos mensajes que no tienen remitente claro, pero sí destinatario claro.
Me explico: apenas el fin de semana pasado se definió el nombre de la que -todo apunta- será la abanderada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura de Guanajuato y ya hay bardas profusamente esparcidas por todo el corredor carretero León-Irapuato con las consignas #Alma es AZUL o #Alcaraz es AZUL.
Será un tema de diseño gráfico, pero se cuidan de mencionar ambos nombres concatenados, pero todos entendemos a quién y a qué se refieren: al pasado panista de la virtual candidata de la 4T a la magistratura estatal.
¿De dónde provienen los recursos destinados a pagar materiales, combustible y trabajadores a quienes afanosamente y a pleno rayo del sol nos regalan tan curioso mensaje? Vaya usted -o el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato- a saber.
Al menos ya olvidaron a Sheffield, de quien, con el estilo gráfico de las campañas negras de los años 70 contra los movimientos disidentes y con tipografía tipo brochazo apresurado, tapizaron ese mismo corredor con la sobada leyenda “es un peligro para Guanajuato”.
Al parecer los cercanos a Ernesto Prieto padre encontraron el tiempo propicio para hacerse notar -y hacerse de sus propias bardas- parafraseando que el titular del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (¡?) “es un riesgo, pero para los corruptos de GTO” (emulando el logograma del gobierno de Guanajuato.
Lo dicho, las propuestas son lo de menos. No es tiempo de lluvias, pero es temporada electoral. Y ya viene el lodazal.