Surya Namaskar es una secuencia de posturas que se remonta, de acuerdo con algunos autores, más de 2 mil 500 años atrás; a una época en la que las culturas védicas veneraban al Sol. Se cree que los saludos se consideraron una postración ritual al amanecer y al renacimiento cotidiano del llamado astro rey.
Su nombre sánscrito deriva de la palabra Surya, que significa sol, y Namaskara, que se refiere a saludo o reverencia. Para la tradición hinduista Surya es un dios benévolo capaz de sanar a los enfermos. El sol representa la fuente de luz por excelencia, que a su vez está asociada a los estados espirituales “iluminados” de los grandes sabios y maestros. Es por eso que los hindúes hayan venerado en el sol, el creador de toda la vida, tanto el corazón físico como el espiritual de nuestro mundo, de ahí que con Surya Namaskar se honre ritualmente esa luz que habita desde luego en el sol, pero también en todo y en todos.
La secuencia es una serie de 12 movimientos y siete asanas, que comienza y termina con Pranamasana, la postura de la plegaria. Las posiciones aportan estiramientos, flexiones hacia adelante y hacia atrás que generan calor, y ocurren en una cadencia rítmica que se alinea con la respiración. Se recomienda hacerla al menos 12 veces por la mañana, aunque se debe empezar poco a poco.
Como explica Swami Joythimayananda, a través del portal de la Universidad Complutense de Madrid, a nivel físico, los movimientos de extensión y flexión de Surya Namaskar llevan flexibilidad a las articulaciones y fuerza, y masa a los músculos, eliminando los estancamientos de energía. Asimismo, la práctica estimula las funciones de los órganos del cuerpo “aislando, relajando, alargando y friccionando con una acción de compresión”.
A nivel mental, elimina los bloqueos psicológicos situados en las cinco cavidades: en el cráneo, los bloqueos ligados a la mente racional; en la garganta bloqueos de energía que tienen que ver con las facultades de respiración y expresión (palabra, voz); en el tórax, los bloqueos relacionados con la esfera afectiva (el amor); en el abdomen, los bloqueos de las emociones (miedo, ansiedad, enojo, tristeza); y en la pelvis los bloqueos ligados al ámbito sexual. A nivel energético, actúa sobre el equilibrio de los cinco elementos y los chakras en el cuerpo.
¿Más completo? Imposible.
Marién Estrada
@marien_caminoa7