Hablar del nervio vago siempre aporta información no sólo valiosa, sino vital para nuestra salud. En una entrega de hace unos meses, hablamos de la importancia de este nervio para la estabilidad emocional, así que hoy revisaremos su función en relación con el cuerpo físico que al final incide en la salud mental y viceversa.
De entrada hay que recordar que el vago es uno de los principales nervios de cuerpo, es el nervio craneal más largo: se prolonga desde el bulbo raquídeo hasta el tórax, atravesando la región cervical, el tórax y la cavidad abdominal. Este nervio constituye el 75% de las fibras del sistema parasimpático, es decir el sistema nervioso autónomo que controla los procesos vitales automáticos como la respiración, el ritmo cardíaco, la digestión y el sueño, entre otras funciones.
Su nombre podría pensarse que viene a partir de su poca actividad, pero en realidad se le llama vago porque “vagabundea” recorriendo prácticamente todo el cuerpo, de hecho los órganos más importantes están bajo su control: el corazón, el hígado, los pulmones, los riñones y el tubo digestivo, desde la boca hasta el ano. Además, controla los músculos de la laringe, la glotis y la faringe.

Esto sin mencionar que ayuda a regular las emociones liberando hormonas relacionadas con la regeneración o curación, la relajación y la reducción del estrés, como la oxitocina, la serotonina, la dopamina y las endorfinas, disminuyendo con esto los procesos de inflamación crónica, la cual es considerada como uno de los principales enemigos de la salud según medicinas ancestrales como la china o la Ayurveda. Sin provocar síntomas evidentes, la inflamación crónica es responsable de muchas enfermedades, así como del envejecimiento del organismo.
Así que hoy te compartimos tres asanas que pueden estimular al sanador vagabundo del cuerpo:
La primera posición es la de Sarvangasana, la postura de la Vela que estimula el nervio vago en su camino por el cuello y los órganos ahí ubicados.
Por su parte Matsyasana, la postura del Pez, es una extensión que facilita el desbloqueo del diafragma y evita que el nervio vago que lo atraviesa, se pellizque. Finalmente Pavanamuktanasana estimula el vago que pasa cerca de las arterias carótidas, por la elevación que se hace de la cabeza.
Cantar, sonreír, ejercicios oculares y faciales, y respiración consciente también pueden estimular al nervio vago.