Política

Un resultado… de la patada/ I

  • A la intemperie
  • Un resultado… de la patada/ I
  • Marco Provencio

Era una buena idea, una magnífica idea. Un evento mundial organizado en una especie de ménage a trois que simbolizara para todos que, más allá de gobiernos de una estirpe u otra, las relaciones entre sociedades vecinas trascienden las filias o fobias de sus líderes políticos. El deporte como un lazo de unión entre países, un lazo más fuerte que las bravuconadas provocadoras o los sinsentidos vergonzantes de los gobernantes.

Celebrar una Copa del Mundo de futbol entre Canadá, Estados Unidos y México (en estricto orden, tanto geográfico como alfabético) sería más que un símbolo. Sería un argumento a favor de la esperanza y el entendimiento. Y, sin embargo, lo que los representantes del futbol nacional han querido presentar como un motivo de orgullo, ha sido tomado en nuestro país como un acto carente de toda dignidad. “Migajas… residuos… sobrantes… comparsas…” son algunos de los términos utilizados para calificar el que, de los 80 juegos a celebrarse en un torneo de 48 selecciones divididas en 16 grupos de tres equipos cada uno, México llegue a albergar 10 de esos juegos, igual que Canadá. Veamos.

En 1970, nuestro país fue sede de los 32 juegos en que consistió el mundial (cuatro grupos de cuatro equipos cada uno). 16 años después, fueron ya 52 los juegos que se llevaron a cabo en estas tierras (seis grupos de cuatro equipos cada uno), y eso que el Mundial se asignó apenas tres años antes dada la declinación a última hora de Colombia. Cierto es que el mundo es otro desde ese lejano 1986 (y no se diga 1970, aunque para algunos éste esté cerca del cenit del desarrollo nacional) y lo será aún más en lo que le falta al todavía más lejano 2026 (“más lejano” en tanto que no sabemos qué sucederá de aquí a entonces). También es cierto que las exigencias de la omnipresente FIFA para con los organizadores del máximo evento del futbol se han venido ampliando en los últimos años, pero echemos un vistazo al hasta ahora primer y único mundial compartido para ver si algo podemos aprender de él.

La Copa del Mundo de 2002 fue organizada entre dos países con una cruenta y compleja relación histórica entre ambos, Corea del Sur y Japón. Una historia tan reciente como que, por tres décadas a partir de 1910, Corea se convirtió en una colonia japonesa en extremo explotada. Si creemos tener una herida abierta al norte por 1847, no es comparable con lo que se vive aún entre esas dos grandes naciones asiáticas. Pero volviendo al juego, ya con 32 selecciones presentes, cada país presentó 10 sedes y fue anfitrión de cuatro grupos de cuatro equipos cada uno. Corea fue sede del juego inaugural y Japón del desenlace. De 64 juegos totales, ¿cuántos habrá albergado cada país? En efecto, 32 cada uno

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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