“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, reza la máxima que se le atribuye al jesuita Baltasar Gracián. Se trata de una sentencia irrefutable a lo largo de los siglos. Así, hace unos días, el Washington Post publicaba un provocador texto bajo el título “Todo lo que necesita saber sobre la economía del comercio internacional, en 70 palabras” (https://goo.gl/M96TcR). El otrora reconocido secretario estadunidense George Shultz y Martin Feldstein, de larga carrera académica, redujeron a su máxima expresión un tema que amerita enciclopedias. Y aunque por definición la brevedad requiere reducir a lo esencial y simplificar en el trayecto, lo hicieron magistralmente.
En cursivas, va una traducción libre al castellano (68 palabras).
Si un país consume más de lo que produce, debe importar más de lo que exporta. Ello no es una estafa, es aritmética. Si también se genera un déficit (o endeudamiento o desahorro) para una persona o una empresa que gasta más de lo que ingresa, lo mismo aplica para un país, así sea la economía más grande del mundo.
Si logramos una reducción del superávit comercial de China con Estados Unidos, tendremos un mayor déficit con algún otro país. Cámbiese China por México y es lo mismo. El mercantilismo entró en crisis hace más de dos siglos, pero hay quien piensa resucitarlo, aunque no entienda ni la economía global ni el funcionamiento de un gobierno.
Siendo un acto masivo y continuo de desahorro, el gasto público deficitario es el culpable. Si se controla ese gasto se controlan los déficits comerciales. En otras palabras, el problema no es qué hacen los otros, sino qué hacemos nosotros (en este caso tanto “ellos” como “nosotros”).
Todo indica que el gobierno de Trump incrementará el tamaño de su déficit público: recortes de impuestos tanto a las empresas como a los estratos más altos de ingresos, programas masivos de gasto militar y en infraestructura. Por tanto, no puede disminuir el déficit comercial y al mismo tiempo disminuir la carga impositiva para los ricos (¿alguien tiene la menor duda cuál de esas opciones le interesaría más?). Menudo problema para los negociadores mexicanos del TLC: la búsqueda de un acuerdo comercial del siglo XXI con un equipo liderado por quien piensa como en el siglo XVIII.
La máxima con la que abren estas líneas fue escrita en 1647 como parte de la obra Oráculo manual y arte de prudencia. Esto último lo desconoce el presidente estadunidense, aunque, hablando de él, la máxima citada continúa para decir… “Y aun lo malo, si poco, no tan malo…”. Si “20 años no es nada” como diría Gardel, pensemos que a este Trump le quedan menos de cuatro años en el poder, si no es que inclusive todavía menos que eso.