A la tía Cleta le gusta sorprender a sus sobrinos con preguntas capciosas que deben responder de inmediato. Una reciente dice: "A ver, vas en una carrera y logras rebasar al segundo lugar... ¿en qué posición estás ahora?". La mayoría responde en primero, lo cual, no sobra decir, está equivocado. Al rebasar al segundo lugar solo se toma su lugar, independientemente de qué tan cerca o lejos se esté de quien va adelante.
Ello es en buena medida lo que ha caracterizado las precampañas: dos coaliciones enfrentadas queriendo posicionarse como el segundo en la contienda y, por tanto, quien realmente puede disputar la elección al puntero. Nada extraño hasta aquí. Mientras tanto, una parte de la sonrisa y buen humor de éste se explica por la aspereza del pleito entre sus perseguidores. Por el grado de dureza y agresión en las críticas entre PRI y PAN, pareciera que no solo el futuro de cada uno de ellos sino, sobre todo, el futuro del país sería diametralmente opuesto de ganar uno o el otro. Y, sin embargo, rebasar al segundo lugar es solo eso, ir en segundo lugar, mientras que ese futuro se habrá de dirimir entre quien sea que vaya en segundo y el hoy en día puntero indiscutible en las encuestas.
Por ende, aún con la necesaria y obligatoria lógica de la contienda electoral, lo extraño y en buena medida contraproducente es perder de vista el grado en que la acidez del pleito entre los perseguidores le facilita la vida al líder. Claro está que es una situación creada por la ausencia formal de una segunda vuelta electoral, aunque de alguna manera ésta se dará conforme se decanten y entren en juego las segundas preferencias de los votantes. En una de tantas paradojas del proceso que estamos viviendo, la decisión de proteger los intereses de un partido político que sentía de antemano no poder triunfar en un escenario con una segunda vuelta pone ahora en riesgo no pocos de los logros que ese mismo partido ha logrado en ésta y en administraciones pasadas.
Falta mucho tiempo, tiempo que no le sobra a nadie y menos a los perseguidores. Falta también el despliegue de las campañas "al aire", la definición del papel que jugarán los independientes, la impresión que se genere en los debates y la posibilidad del siempre buscado "golpe de suerte" que ocasione un nocaut fulminante al adversario. Pero aunque falta tiempo, las tendencias seguirán igual mientras los comportamientos que las han generado no cambien.
Otra de las preguntas con que la tía sorprende a quien se deja es aquella de "A ver, dime rápido, vas en una carrera y logras rebasar al último lugar... ¿en qué posición estás ahora?". Muchos dirán en penúltimo, lo cual también está equivocado, pues cómo es posible rebasar a quien va al último. Así las cosas.