1.- Conocer las cuentas, saber cuántas tenemos, de qué bancos son, de qué tipo son (crédito, débito, cuenta de cheques, de ahorro, inversión, etcétera) y el saldo de ellas.
2.- Revisar el contrato de cada una de las cuentas principalmente conociendo las condiciones, comisiones y cargos que se pueden aplicar. En pocas palabras a que se tiene derecho y cuáles son las obligaciones.
3.- Revisar saldo promedio para no llevarte la desagradable sorpresa de que se te cobro comisión por no tener el mínimo que se pide. Entre las comisiones más frecuentes se encuentran: por manejo de cuenta, anualidad, retiro en cajero automático, cuota única simplificada, etcétera.
4. Revisar los estados de cuenta mes con mes y lo ideal es ir anotando y guardando los recibos de lo que gastamos o abonamos por si se tuviera un cargo erróneo nos será más fácil detectarlo para hacer la reclamación oportuna.
5. Cuidar nuestras contraseñas, no perder de vista nuestra tarjeta al realizar una operación, además evitar pasar las tarjetas de débito o crédito más de una vez por la terminal para no tener cargos dobles por retraso en la autorización.
6. Utilicé la banca por internet ya que en la actualidad los bancos ofrecen una gran cantidad de servicios en línea para sus cuenta-habientes.
7.- Es recomendable tener una cuenta de ahorro con fondos líquidos disponibles para cualquier eventualidad, así como una cuenta de inversión a plazo fijo que es lo más común para invertir.
8.- Acuda al menos una vez al mes a su banco para conocer de cerca a su ejecutivo de cuenta que además le estará actualizado de los servicios que ofrece la institución.
9.- Sácale jugo a los programas de recompensas que ofrecen los bancos en el uso de las diferentes cuentas bancarias.
10.- En función de las condiciones que ofrezca cada uno, el usuario opta por contratar los productos de una u otra entidad.