¿Y si hacemos que Martinoli hable mal de Peña? Es el texto del mejor meme que vi ayer en torno a la destitución del “Piojo” Herrera como director técnico de la Selección Mexicana. México es la nación del “bullying”. En las redes todos los ciberpecadores tiran la piedra desde el anonimato y construyen memes, con una sorna prodigiosa.
El mejor ejercicio mental hoy día en las redes sociales es lapidar a quienes muestran su intolerancia en público o exhiben conductas políticamente incorrectas sin percatarse que un celular, dos o cientos están registrando el testimonio de todo el desaguisado.
Ello, a pesar de que cualquiera puede caer en la tentación de golpear a quien te critica o insulta, no en la red, en la vida real. Siempre tienes qué recordar que “un celular nos vigila”, en especial si diriges un país o a la selección mexicana.
Un periodista lagunero, desde el sarcasmo puro reflexionaba: México es un meme. Y al margen de la risa que tal ocurrencia puede ocasionar.
En el fondo tendríamos que pensar: ¿qué hay detrás de esos memes? ¿Nos reímos porque llorar ya no podemos ante las situaciones absurdas? ¿Nos reímos cuando en realidad nos revienta la vergüenza de que México sea, otra vez, pasto para la burla?
El dato duro ni siquiera se sometió a consideración: ¿la critica fundada de un periodista hacia el desempeño (sea político o deportivo) de los personajes públicos debe silenciarse a golpes? ¿En serio?
Hay otros mecanismos más perversos y más sofisticados para la censura. Sin embargo, la crítica ejercida desde el meme, el “acoso” ciudadano a los que juzga malos políticos, habla de la enorme inconformidad que puede detonar otros mecanismos de protesta. ¿Y si hacemos que Martinoli hable mal de México?
@marmor68
