Una tarea fundamental de cualquier democracia es el establecimiento del imperio de la ley y de instituciones que acoten la autoridad de los gobernantes garantizando la rendición de cuentas. Factores que pese a avances en otros rubros siguen siendo actualmente uno de los retos más importantes. México tiene décadas sufriendo abusos de los límites constitucionales, de las leyes a modo, de la justicia a secas para los adversarios y la justicia discrecional para aliados y amigos. El Poder Judicial, guardián de la Constitución y de todas las leyes establecidas, es un factor determinante y juega un rol fundamental en el proceso de democratización. En sexenios anteriores sobran ejemplos de una Corte incapaz de limitar la autoridad presidencial.
Para conseguir un sometimiento efectivo del Estado a la ley, la institución judicial debe primero liberarse de la manipulación por parte del Presidente y de otros actores poderosos para una eficaz rendición de cuentas, mejorar el acceso a la justicia y conseguir más eficiencia en la administración de la misma. La llegada de la 4T al poder ha ocasionado un cisma en el paradigma institucional multinivel horizontal y vertical. Las secuelas y los daños colaterales no son aún visibles pero un análisis ante lo sucedido en escasos 10 meses permite pronosticar que los cambios emprendidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador en áreas clave difícilmente podrán ser obstaculizados en los próximos sexenios.
Se está construyendo un nuevo andamiaje y nuevas reglas para esa transformación que llevará, sin lugar a dudas, más de seis años. Con pragmatismo en Palacio Nacional se examina la problemática que existe dentro del Consejo de la Judicatura Federal y la empañada relación existente con la Suprema Corte de Justicia. Esta última inmersa en un torbellino mediático a raíz de la intempestiva salida del ministro Medina Mora, quien en 2015 fue etiquetado como miembro distinguido de la mafia del poder.
Este capítulo que promete exhibir a los sospechosos de siempre es uno más de la abierta cacería que será ejemplo, para los de casa también, del castigo por tanto exceso e impunidad.
¿Te lo digo, Eduardo, para que me entiendas, Carlos?
@GomezZalce