Los últimos tres meses fueron francamente malos para los mercados bursátiles. Si bien es cierto que tradicionalmente en los veranos los resultados no son muy buenos, en este 2023 han sido adversos por muy distintas razones, siendo las principales los temas originales desde enero: el combate a la inflación y la respuesta de los bancos centrales que elevaron las tasas de interés.
Sin tratar de hacer remembranzas, solo comentar que la perspectiva en octubre al inicio era bastante buena y se empañó con el ataque de Hamás sobre Israel, creando en Medio Oriente un conflicto de grandes proporciones que todavía no termina y que además tiene implícitos riesgos de que pueden escalar, generando un problema aún mayor al que hemos visto.
Hasta hoy, el impacto en los mercados por este fenómeno ha sido bastante acotado porque el problema se ha mantenido a escala regional; sin embargo, la situación sigue muy delicada porque en cualquier momento se puede salir de control.
También en octubre hubo un evento desafortunado por el discurso de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, que dio en el Club de Economistas de NY, en el cual cambió lo dicho por funcionarios muy importantes de la Fed, quienes habían manifestado que la tasa de interés ya estaba en el pico y que no se requerirían nuevos incrementos; pues bien, Powell volvió a abrir la puerta al expresar que era muy posible que las tasas siguieran subiendo. Lo peor de estas declaraciones fue que el rendimiento de los treasuries de 10 años rebasara el nivel de 5%, lo que no se veía desde hace mucho tiempo.
Cuando digo que el discurso de Powell fue desafortunado es porque el 1 de noviembre la Fed, en su reunión de política monetaria, no incrementó la tasa de interés, echando al suelo las amenazas de Powell. Claro está que todavía queda una reunión más este año, misma que se llevará acabo el 13 de diciembre; los mercados piensan que tampoco se elevará la tasa en esa ocasión, habrá que ver los resultados de la inflación de octubre y noviembre.
La perspectiva de los mercados bursátiles —hacia finales de diciembre—, desde mi punto de vista, puede ser de un optimismo moderado, toda vez que los datos reales de la economía estadunidense demuestran que la posibilidad de una recesión es cada día más lejana, ya que en el tercer trimestre el PIB de ese país creció 4.9%.
Quizá lo más importante es que en la economía real, y me refiero a las ventas y utilidades de las principales empresas que conforman el S&P 500, sobre las cuales 80% ya ha reportado sus resultados al tercer trimestre, en 80% estos son muy superiores a lo estimado, destacando los buenos números en el sector financiero con los grandes bancos, al igual que las empresas de gran tamaño, tecnológicas y de consumo discrecional.
Por esta razón, la perspectiva de los mercados bursátiles hacia diciembre resulta bastante favorable; por lo que respecta a noviembre, seguro será un mes de oportunidades para los inversionistas.