Es una tortura. Viajar como migrante en un camión de carga debe ser lo más parecido a las escenas que vemos en películas de la Segunda Guerra Mundial, cuando suben a vagones de ferrocarril a cientos de personas (la mayoría judíos).
Ayer, luego de la tragedia del tráiler que se volcó y chocó contra la base de un puente en Chiapas, con saldo de al menos 49 fallecidos, me puse a buscar unas cifras para intentar entender la magnitud de la tragedia.
Al revisar sitios de internet de empresas de transporte, me di cuenta que en promedio una caja de tráiler mide entre 13 y 14 metros de largo, y casi tres metros de ancho. En promedio una caja de tráiler mide 33 metros cuadrados. De esas cajas hay registro de que se han rescatado hasta 334 personas en un solo evento. Sí, yo no lo creía: 334 personas metidas de pie en una sola caja de transporte. Si ya en octubre pasado se logró sacar a 334 personas, no me queda más que pensar lo terrible que debe ser viajar con diez personas por cada metro cuadrado de superficie, en un espacio cerrado, prácticamente sin ventilación, y seguramente sin iluminación. Una locura.
Cifras tomadas del sitio del Instituto Nacional de Migración revelan que tan solo en 2021 se ha rescatado de esta tortura a 2,505 migrantes; aunque aventuro que por cada tráiler detenido con migrantes, deben de pasar desapercibidos por las autoridades al menos diez más.
Uno puede cuestionar los motivos por los cuales miles de personas al año intentan cruzar México para llegar a la frontera con Estados Unidos. Pero sin tomar en cuenta eso, queda claro que el sacrificio que hacen mujeres, hombres, o familias enteras para llegar a los estados del norte de México es enorme. No logro imaginar cómo me sentiría yo —aunque fuera por espacio de una hora-, encerrado de pie, y en una caja repleta de personas. Simplemente no puedo.
Lo menos que debemos sentir quienes tenemos la facilidad de viajar a otros países es empatía por los migrantes. Sus recorridos no son, bajo ninguna excepción, placenteros. Son, en la mayoría de los casos, una verdadera tortura.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel