Una vez más hemos caído (o por lo menos una buena cantidad de personas) en la trampa mediática tendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando mencionó lo de su posible muerte, y de su testamento político para garantizar la gobernabilidad del país.
Por supuesto que a nadie se le desea mal, y espero que el presidente pueda vivir muchos años tranquilo y sin sobresaltos de salud. Y por supuesto que para nadie es un secreto que el mandatario sufrió un severo infarto en 2013, y que como cualquier persona que haya tenido un incidente similar, su estado de salud debe ser sujeto a revisiones continuas.
Pero lo que diga un presidente es importante (hace unos días escribí que los mandatarios deberían hablar poco en público), y el hecho de que deslizara la posibilidad de que muera durante su mandato, y de que tiene un testamento político, despertó encendidos comentarios por doquier.
Claro que el presidente tiene un testamento político. Lo tiene, como con certeza lo han tenido y tendrán todos los gobernantes en turno. Cualquiera que despache desde Palacio Nacional busca convertir su gobierno en histórico; y también sueña con colocar a quien lo suceda; y también en convertirse en el líder moral del ________ ismo (puede anotar allí salinismo, zedillismo, foxismo, calderonismo, lopezobradorismo, o lo que venga).
Hemos caído en la trampa, decía, porque ahora vendrán días y días de discusión sobre si hay o no un testamento político de AMLO; y de si es legal, moral, o lo que sea. Pero esa discusión ya tiene años. Columnistas muy serios e informados, por ejemplo, dicen que Claudia Sheinabum es la preferida del presidente para sucederlo. Es parte de ese presunto testamento, ya sea escrito o verbal. Y seguramente el presidente ha platicado con los suyos sobre cómo debería ser el sistema de poder a partir de 2024.
Pero una cosa es que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenga un testamento político; y otra cosa es que, habiendo dejado la presidencia, le hagan caso los morenistas que se queden al frente del gobierno. Si se quedan.
Pero en fin. Hemos caído una vez más en la trampa mediática.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel
