Es cierto que hay ocasiones en que te dan ganas infinitas de agredir a un funcionario cuando consideras que están actuando con dolo en tu contra, pero pasar del pensamiento a la acción como lo hizo el señor Daniel Tabe en la Ciudad de México cuando estaban clausurando su taquería, ya es un asunto mayor.
El señor Tabe, visiblemente fuera de sus casillas, fue grabado con un enorme cuchillo en la mano mientras amenazaba con clavarlo en los funcionarios comisionados para colocar los sellos de clausura. Y peor aún: en un momento el afectado sujeta a uno de los hombres de gobierno y le coloca el cuchillo a unos centímetros del cuello antes de hacer el amago de degollarlo. Una escena terrible e impactante, hay que decirlo.
El señor Tabe, presionado por lo que atestiguamos millones de personas, subió más tarde un video a redes sociales para disculparse, pero eso no lo salvará de enfrentar un proceso ante las autoridades, pues se presentaron ante la Fiscalía de la Ciudad de México denuncias totalmente justificadas en su contra por su mala acción.
Imposible saber en este momento cómo terminará el asunto del señor Tabe, pero me parece que nos debe quedar como un claro ejemplo de bajo ninguna circunstancia debemos, como ciudadanos, intentar hacer justicia por mano propia, o impedir actos de gobierno por medio de la violencia.
Lo hecho por el señor Tabe puede ser producto de la desesperación, pero es injustificable. Ante cualquier acto que consideremos injusto, cualquiera, se debe de proceder por la vía legal. Cuesta más trabajo, por supuesto, pero la injusticia debe combatirse con la ley.
Ese México Bronco que tanto gusta a ciudadanos y políticos debe quedar en el olvido. En la medida en la que actuemos bajo los marcos legales, nuestra sociedad mejorará. No debe haber excepción alguna. Y si los responsables de aplicar la ley fallan, o se venden, o actúan bajo consigna, también debemos denunciarlos. Es una lucha larga y pesada, pero al final será la única manera de convertir a México en un país moderno y justo. Todo lo demás es un falso atajo.
Manuel Baeza
