En la Fórmula 1 existe un momento cada año al que llaman la Temporada Tonta (Silly Season), y que es aquella en la que comienzan los rumores y habladas de cambios de pilotos , ingenieros, y directivos de los equipos de ese categoría del deporte motor. Muchas veces las menciones son correctas; otras no pasan de ser meras historias fantásticas o anhelos dados a conocer en medios y redes.
Pues bien: aunque no es cada año, en la política local y nacional cada tres años hay un temporada igual; es decir, hay un momento cíclico en el que versiones, rumores y demás comienzan a brotar como hongos en verano, y se mantienen un buen rato con vida para regocijo de unos, y preocupación de otros.
Temo decepcionarles al señalar que no diré en esta columna nombres, ni chismes, ni rumores. Lo que sí puedo decir es que de unas semanas para acá escucho y leo aseveraciones de todo tipo, y que ahora gracias a la magia electrónica (para mí magia y electrónica son prácticamente lo mismo), circulan en redes sociales con absoluta dejadez.
Y no es necesario que me crea a pie juntillas. Basta con que se dé una vuelta por Twitter para ver toda clase de historias a nivel estatal y nacional.
Está claro, por historia, que todo esto es algo casi natural. Desde que tengo uso de memoria recuerdo que cada tres o seis años algo va a pasar; alguien va a hacer algo; o algunos van a actuar de una u otra manera. Y hoy puedo decir con certeza que si bien buena parte de estas historia y rumores son producto del cotilleo político cotidiano, otra parte es fabricada en oficinas-laboratorio especializado en crear versiones que tengan distraídos a los ciudadanos.
En lo que resta del año, y prácticamente todo el entrante, usted escuchará y leerá toda clase de versiones inimaginables sobre personajes políticos y su futuro. Porque ya comenzó, según veo, la Silly Season, pero de la vida política nacional y estatal.
Twitter: @baezamanuel