Deseamos salir de las repetidas crisis económicas, mejorar la productividad del país y ser más competitivos en el agro y la industria, ingresar a la era del conocimiento y desarrollar el talento humano, pero destinamos pocos recursos a la educación y siempre decimos que la educación es la que nos sacará de la crisis a mediano y largo plazo.
Las contradicciones que podemos apreciar que vive la sociedad en relación con la educación se reflejan también en la familia.
Muchas de ellas creen que una buena educación es un gran logro para sus hijos, pero delegan principalmente en los profesores el cumplimiento de sus expectativas.
Además, las familias con ingresos económicos más reducidos no sólo tienen dificultades para comprender los objetivos escolares y ayudar a sus hijos en su consecución, sino que a veces les exigen que colaboren en el sustento del hogar, lo que impide o dificulta su asistencia a la escuela.
Además hay que precisar que las condiciones en las que se desenvuelven las familias y las presiones que soportan hacen, en la mayoría de los casos difícil su acción educadora.
La estructura de la familia está cambiando de forma acelerada y nuevas formas de relación y de vida en común se están desarrollando.
Así mismo, gran parte de las familias viven en una situación complicada: el trabajo de los dos miembros de la pareja, la presión laboral y la rigidez en el horario reducen las posibilidades de una mayor dedicación a los hijos y de participación en las actividades escolares.
Esta situación afecta a la tarea de los profesores, que comprueban la distancia cada vez mayor entre la familia y la escuela y las negativas repercusiones que ello tiene para el aprendizaje y la educación de los alumnos.
No es extraño por ello que los profesores consideren que la mayor implicación de las familias en la educación de sus hijos es una de las principales condiciones para mejorar la calidad de la enseñanza.
Las familias se ven abocadas a que sus hijos trabajen o que cuiden de los hermanos pequeños en vez de asistir a la escuela.
El asunto es dramático, la educación es el camino del desarrollo humano y social y a ella debemos apostarle en cada familia y comunidad, como a nivel de sociedad y Estado.
Habrá que exigir que se aumenten los presupuestos para educación a nuestros legisladores y autoridades y apoyar en todo lo que podamos a las familias para que cumplan con su objetivo primordial de brindar educación, y educación de calidad a los hijos.