Ciencia y Salud

Emociones en política

  • Para Reflexionar
  • Emociones en política
  • Luis Rey Delgado García

El relato de cualquier jornada o semana en la vida de una democracia es emocional; la historia de los aconteceres políticos está salpicada de un buen ramillete de emociones: ira, miedo, simpatía, asco, envidia, culpa, aflicción, afecto... Algunas poco tienen que ver con los principios políticos, pero otras tienen como objeto la nación, los objetivos de la nación, las instituciones y los dirigentes de esta, su geografía, y la percepción de los conciudadanos como habitantes con los que se comparte un espacio público común.

Las emociones dirigidas hacia los rasgos de un país canalizan más emociones hacia principios o compromisos clave: inclusión, igualdad, mitigación del sufrimiento, fin de abusos a los derechos humanos.

Las emociones públicas, a menudo intensas, tienen consecuencias a gran escala para el progreso. 

Pueden imprimir, vigor y hondura nuevos, pero también hacer descarrilar el bien común. Un problema serio en el actuar de los políticos es introducir o reforzar divisiones y formas diversas de confrontación. 

La sociedad necesita reflexionar sobre la estabilidad de su cultura política a lo largo del tiempo y sobre la seguridad de los valores más apreciados en épocas de tensión. 

La sociedad, tiene que enfocarse en sentimientos como la compasión ante la pérdida, la indignación ante la injusticia; la limitación de la envidia y el asco en aras de una simpatía inclusiva. 

Un líder político entiende la necesidad de tocar los corazones de la ciudadanía y de inspirar deliberadamente emociones fuertes dirigidas hacia la labor común.

Los principios políticos (buenos y malos) precisan para su materialización y su supervivencia de apoyo emocional que les procure estabilidad y la sociedad tiene que protegerse frente a la división cultivando sentimientos apropiados de unión y solidaridad. 

Aspirar a la justicia y la igualdad de oportunidades, debe generar y sostener un compromiso fuerte con proyectos valiosos que requieran de esfuerzo: como la redistribución, la inclusión plena de grupos excluidos o marginados, la protección del medio ambiente. 

Pero tendemos a la estrechez, a recluirnos en intereses personales olvidando las necesidades de quienes se sitúan fuera de nuestro reducido círculo.

Las emociones que tienen por objeto la nación suelen ser muy útiles para conseguir que las personas piensen con mayor amplitud de miras y modifiquen sus lealtades comprometiéndose con el bien común más general.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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