De entrada digo que estoy de acuerdo. Guadalupe va por las fotomultas contra el exceso de velocidad y contra el paso en luz roja en algunos cruceros peligrosos.
También digo que a los automovilistas de la zona metropolitana les costará enorme trabajo asimilar este método de detección y registro de infracciones de tránsito.
Voy a tratar de convencer a alguno. Solo en Guadalupe hubo 1043 lesionados y 26 muertos en un total de 5 mil 200 accidentes durante el año pasado.
Esto no va a cambiar si no hacemos algo diferente. Algo que, además, está clarísimo: manejar más despacio y con más cuidado. Y lo tenemos que hacer todos al mismo tiempo, por eso se requiere un poco de la fuerza de la autoridad. Sin infracciones no lo lograremos.
Mi único argumento soy yo, mis hijos, ustedes, sus hijos. ¿No podríamos jugar con otra cosa que no fuera esta ruleta cotidiana?
Seguramente brotarán argumentos en contra como ha pasado en otras partes: irán por el lado de que habrá corrupción, de que se trata de medidas recaudatorias o de que resultan inconstitucionales.
¿Puede haber corrupción en esto? Sí. En cualquier ámbito puede haberla: en los servicios de salud, en las actividades educativas, en las prácticas electorales... pero no podríamos decir que mejor no se hagan las cosas solo porque puede haber corrupción. En todo caso, hay que estar atentos y exigir transparencia. Y claro, que no exageren con los límites de velocidad.
¿Es medida recaudatoria? Creo que tampoco esto nos debería desenfocar. No es recaudatorio si circulamos dentro de los límites de velocidad: nadie nos obligará a ir rápido para cobrarnos. Hay que cuidar que todos los radares estén debidamente anunciados. Que no haya sorpresas.
¿Es anticonstitucional? Lo sería si en el procedimiento no existiera el derecho de defensa. Pero eso no depende de que sea fotomulta o no, sino del proceso posterior.
¿Podríamos por una vez hacer a un lado lo político y anteponer nuestra vida y su integridad física?
